martes, 24 de mayo de 2011

Diccionarios

Cuando era pequeña, tenía pocos libros pero sí uno básico: un diccionario... un libro maravilloso donde cada capítulo empezaba por un mundo grabado en mi recuerdo, con sus ilustraciones de múltiples palabras empezando por la A o la Z, donde los continentes tenían países en blanco y negro, como la tele, y fronteras y nombres distintos a los de hoy, donde no había fotos y todo era dibujo.
Y palabras por supuesto, muchas palabras, palabras conocidas y otras muchas desconocidas con sus aperturas varias que guiaban la lectura a base de bifurcaciones infinitas.






Palabras que, como en uno de esos libros de "Elige tu propia aventura " de los que tuvieron mis hijos, me llevaban alrededor del mundo, de significado en significado, palabras ensartadas en un hilo caprichoso para formar collares, pulseras y sobre todo diademas para mi cabeza de niña curiosa.

Añoro ese diccionario que debió de desaparecer de mi vida en un reparto fraternal ( para mí el diccionario, para ti el globo terráqueo, para ti el atlas).

Tengo otros, más completos, más actuales, de diferentes tamaños y vocación. Y sigo cayendo bajo el hechizo del camino en zigzag cada vez que los abro, hasta el punto de perder de vista, a menudo, la meta de mi paseo. Pero lo que más importa no es la meta del viaje sino el camino en si.

Como la vida misma.

Y ¿qué decir de mis diccionarios de idiomas?
Con sus palabras a veces tan distintas y otras tan parecidas y traicioneras donde por ejemplo "constipado " no significa "constipé " o " embarrassée" no se traduce por " embarazada" .
Con sus apartados resumidos de conjugación donde descubrimos que una sola letra separa nuestro condicional de nuestro futuro ( leerías... leeras / tu lirais..... tu liras).
Con sus reglas de gramática no intuitivas, delicia de profesores sádicos y tormento de alumnos principiantes y no tan principiantes.
Con sus reglas de ortografía de múltiples excepciones, divertidas o liosas ( según quién las mire).
Como la vida misma.
Existen diccionarios de cualquier temática pero no existe un diccionario para entender el lenguaje del alma donde cada uno interpreta a veces aproximadamente, traduce siempre bajo el prisma de experiencias pasadas, rara vez con acierto.


Como la vida misma.

Esta pompita, se la dedico a mis diccionarios que rara vez descansan en la estantería y muchas más en mi mesa, sólo desplazados por mis incursiones en los del ordenador, poderosos ayudantes pero a los que siempre faltarán los grabados ingeniosos de mi primer diccionario.
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6 comentarios:

  1. Los diccionarios huelen... a polvo. Han quedado reducidos a espacio ocupando un determinado número de centímetros en una estantería perdida de nuestra biblioteca. Hoy todo está en internet, el nuevo "libro de los libros". Ya casi nadie desempolva el viejo Larousse para ver cómo se dice lechuza en francés. Larousse ha sido devorado por Google. Pero ahí sigue, recordándonos que un día nos fue muy útil y esperando que lo abramos alguna vez aunque solo sea por simple nostalgia.

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  2. No, no todo está en internet... las palabras sí, pero los sentimientos no.
    Vale... tecleas "lechuza" por ejemplo y te sale 50 páginas con toda la información, fotos, dibujos y hasta, en páginas especializadas, grabaciones de su canto. Y te dan la traducción en varios idiomas... pero ¿dónde queda el placer de pasar el dedo acariciador de renglón en renglón y de cambiar de rumbo bruscamente siguiendo otro camino?.... la lechuza chista... y ¿qué hace ... la cigüeña?... y ¿el elefante?... ¿cómo se escribe el nombre del cuidador del elefante?...etc... etc... Sí, lo sé... todo esto lo puedo hacer en google y mucho mejor y mucho más rápido y todo lo que quierás... pero... no me toparé nunca con esta brizna de muguet puesta a secar un día 1º de mayo de cierto año, ni encontraré un sobre con sellos en pesetas, ni otras muchas cosas....que me llevarán a buscar otros temas.
    Estamos en la era de la velocidad y nos dan ( éste es el problema) toda la información que queremos en el acto pero a mí, me gusta buscar, (no que me den), a mi ritmo...
    Soy una nostálgica sin prisa ... y por eso mis diccionarios no huelen a polvo aunque coquetee con el Word reference muy a menudo ;D

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  3. Yo tengo el larousse con el lomo roto de tanto utilizarlo pero, he de reconocer, que últimamente lo tengo olvidado. Me da cierta nostalgia pero creo que es inevitable. El día en que el sistema tenga problemas, como está pasando con blogger, es posible que lo añoremos, creo yo...
    Pero a pesar de todo quedará para románticos y coleccionistas. un abrazo

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  4. Para románticos y coleccionistas.... y también para los que no tienen, por la razón que sea, acceso a internet...
    Una película que me gusta mucho " Mis tardes con Margueritte" de Jean Becker , es una buena ilustración de ello. Te(os)la recomiendo si no la has(habeís)visto.
    Un abrazo

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  5. Hola Pompas de Jabón.

    Después de haber leído tu comentario sobre todos mis congéneres me atrevo a escribirte.

    Antes de contarte mis inquietudes te voy a hacer un pequeño resumen de mi vida.
    Nací en Barcelona, y fui elegido como objeto de regalo para Ella.
    Los momentos previos nuestro encuentro estuvieron teñidos por el miedo a no ser plenamente aceptado, a ser utilizado tediosamente para cumplir la obligación de los deberes escolares.

    Adentrándome en su vida la fui descubriendo. Me llenó de alegría su rechazo a los números y su amor a las palabras. ¡Fantástico! pensé. A mí tampoco me gustan los números, sólo tengo algunos entre mis hojas. ¡Seremos grandes amigos!.

    Y comenzó nuestra vida conjunta. Vivimos momentos muy divertidos. Yo le ponía trampas y Ella las aceptaba risueña saltando de palabra en palabra, buscando letras, pasando hojas. Dejaba ver a través de los cristales los ojos ansiosos y sorprendidos de los descubrimientos obtenidos con nuestro juego... Pasamos juntos un tramo maravilloso de la vida.

    En la actualidad vivo casi retirado, en un rincón del Mediterráneo. Descanso los inviernos. Los veranos con Ella junto a mí vuelven a ser agotadores. Mis hojas ya amarillean. y tengo varios vendajes en la columna vertebral pero no me quejo, entonan perfectamente con mis pastas azules tan conjuntadas con el entorno.

    Hay rumores terribles. Se habla de “Google” para sustituirnos. Ninguno de nosotros sabe qué es eso. Hemos preguntado a los más vetustos y sabios, algunos hasta de cien volúmenes. Ninguno ha encontrado a “google” entre sus páginas. Estamos aterrados y desconcertados.

    Pompas de Jabón, tu escrito sobre nosotros nos ha colmado de alegría en estos momentos de incertidumbre. Queremos seguir existiendo. Queremos seguir participando en la certeza de vuestras frases y en el uso veraz de vuestras palabras.

    En nombre de todos nosotros te doy las gracias Pompas de Jabón.

    Mientras haya Pompas de Jabón y Ellas, seguiremos existiendo.

    Besos con palabras encadenados.

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  6. He transmitido tu cadena de besos con palabras a mis diccionarios y no veas los saltos de alegría a pesar de tener también el lomo machacado.
    No sé quien eres Anónimo pero .... miraré en mi diccionario de almas especiales... seguro que apareces allí.
    Un besote.

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