martes, 20 de marzo de 2012

Cuadernito de terciopelo

Hace poco, al hacer limpieza de estanterías, me dió por abrir un cuadernito que está siempre en el mismo sitio, entre dos libros: una agenda que no vivió su destino de contener fechas de citas importantes o de ser diario íntimo... y sin embargo, en cierta forma, cumplió con las dos cosas.

 
No habría sobrevivido a las limpiezas y mudanzas esta agenda, si no fuese por las citas de autores, las fechas imborrables de las poesías copiadas de poetas famosos; o regaladas, dedicadas por poetas anónimos y jovencitos cuyos escritos me hacen sonreir hoy con ternura por su carácter excesivo y sus afirmaciones inapelables; y también están los recortes de periódicos y revistas, marcando hitos, las fotos y las postales, los dibujos y las flores secas que se han despegado y se han vuelto polvo de recuerdos.

Y hojeo, me detengo, leo...

Y me maravilla comprobar que esta jovencita propietaria de la agenda, tiene los mismos gustos que yo :Verlaine, Baudelaire, Appolinaire, Supervielle, Aragon, Eluard ... muchos autores españoles también, por la gracia de una profesora con arte para comunicarnos su amor al idioma que tanto ha orientado mi vida: Lope de Vega, Rubén Dario, Bécquer, Miguel Hernández, Cervantes, Machado, Matute, Cela, Lorca ...
Y me sorprenden unas frases del librito rojo de Mao que ni recordaba y poesías traducidas del chino; otras en inglés también y frases en latín que ya ni sé traducir pero que no necesitarían traducción en esos tiempos por ser recién descubiertas.
Y recortes de periódicos sobre la guerra de Vietnam conviviendo con fotos de artistas, guiños de canciones de esas revistas "Salut les copains" y "Mademoiselle Âge tendre" que circulaban por debajo de los pupitres y que más de una vez terminaban en el cajón de la mesa del profe. ("Retiens la nuit", "Tombe la neige", "Ma liberté", "Mes mains sur tes hanches"... tantas...)

Y los cambios de la caligrafía, casi todo escrito con la pluma de tinta violeta, cambios dignos del interés de un grafólogo, a ratos redonda, a ratos picuda, recta o inclinada... caligrafía adolescente, variable, rápida, inquieta, que se busca.
Y fotos y letras de Brassens, Barbara, Brel... las tres B básicas de mi alfabeto.
Y descubro, que sí, sabía dibujar: no lo recordaba... no tuvo futuro. Rostros, narices, ojos... y me pregunto, sabiendo la respuesta: "Y esto ¿lo dibujé yo?... pues, no está tan mal." Y me río.

Y extractos de "Les nourritures terrestres" de Gide  o "Les vrilles de la vigne " de Colette y párrafos enteros de Zola por todas partes y frases sueltas del Boris Vian  de "L´écume des jours" y otros muchos autores franceses que alimentaron mi adolescencia.
Y todo lo anterior, alternando con Matisse, Monet, Picasso de la época azul y el Guernica (el recorte doblado porque no cabía en la agenda de 18 por 12 cms), El grito de Munch en blanco y negro y un paisaje de Cézanne (despegado) y un retrato de Renoir (en su sitio)...

Y compruebo en el calendario de la primera página, que mi cumpleaños cayó un jueves.
Otra fecha señalada, con nombre, pero sin rostro nítido hoy...  sólo silueta borrosa, de espalda. Páginas que quedaron en blanco. Un dibujo en tinta china negra. Una flor pequeña. Toda una página.

Y más cosas aún, contiene éste mi librito... muchas más...

Y compruebo que la agenda (no recuerdo con seguridad el color original de las tapas... creo que negras), tiene intacto el terciopelo verde-azulón con el cual la forré poniendo en práctica lo aprendido en la asignatura de manualidades (encuadernación, esmalte sobre cobre... ) que me encantaba.
Pero el canto del librito perdió algo de su color original y algunas hojas están sueltas... Fueron pegadas con cinta transparente que se despegó también, dejando dos tiras marrones de pegamento seco; y las hojas, otra vez sueltas, indómnitas y desgastadas sus orillas, se pasean fuera de su lugar de origen.

Duró su vida activa unos dos años y medio, tres... más que la de una agenda normal pero no tuvo continuación.
Se acabó una época y empezó otra... sin más.
Hubo un "antes de" y un "despues de" para esta agenda y su propietaria...y no sólo para su propietaria.



Me ha gustado reencontrarme con su contenido... que es parte del mío.

Hace unos meses entraron en mi casa y se llevaron muchas cosas "de valor" pero me dejaron mi librito: no tiene importancia más que para mí su riqueza, mi pequeño tesoro.
Ha vuelto a su sitio mi cuadernito de terciopelo, en la estantería, entre los dos libros de siempre que le protegen.
Hasta el próximo ataque del plumero... o de la nostalgia.

.

6 comentarios:

  1. Qué cantidad de recuerdos han venido a mi cabeza leyendo tu escrito. Yo no tuve la suerte de tener una agenda, ni profe que me inculcara el amor a la lectura.
    La deseada agenda fue sustituida por humildes cuadernos de papel cuadriculado, de tapas azules, sin lomo, de hojas unidas con un simple gusanillo de alambre; en una palabra, los hermanos pobres de la agenda.
    Algunos de ellos aún los guardo. También están llenos de recuerdos, notas y sueños. Las hojas están amarillas y la caligrafía es uniforme, cuidada y muy diferente a la actual.
    El cariño a la lectura, como he dicho, no proviene de ninguna profe, ni del cole, sino de mi madre. También de ella aprendí a escribir en mi pseudo agenda, a volcar en mis cuadernos títulos de libros para leer, fugaces inspiraciones poéticas, frases para futuros cuentos, música por escuchar y miles de cosas que resultan tan extrañas para una buena parte del mundo.

    De todas tus menciones, “La espuma de los días”… qué añoranzas, dulces recuerdos y ternuras ha traído a mi cabeza, (¿será verdad que no lo escribió Boris Vian? Lo cierto es que sólo he leído otro libro más suyo, no recuerdo el título, pero sí sé que no me gustó).

    El paso del tiempo no ha borrado mi costumbre y, hoy yo, sigo escribiendo en mi cuaderno de hojas cuadriculadas y lomo de espiral.

    Viento de lebeche

    ResponderEliminar
  2. Muy lindo, ya bien dice el dicho: recordar es volver a vivir.
    Un abrazo!

    Eva (Péepem)

    ResponderEliminar
  3. Viento de lebeche... ya hemos hablado tú y yo del cuadernito de espiral ;)
    En cuanto al hecho de que Boris Vian no escribió "L´écume des jours"... pues también tendremos que hablar (dáte cuenta de que utilizó montones de seudónimos.)
    Un beso y nos vemos.

    Eva, sí, es muy agradable conservar cosas tan llenas de recuerdos. Pero, vivir es del presente ;)
    Un abrazo también para ti.

    ResponderEliminar
  4. Has recuperado una querida "base de datos",lindo reencuentro con una época querida y muy guardada en aquellos rincones nuestros tan inviolables...

    ResponderEliminar
  5. Jaja Mabel!! "base de datos"... nunca se me habría ocurrido llamarlo así. ¡qué poco poético! :D
    Pero expresado con lenguaje actual... pues sí, es mi base ;), tan lleno de cordones umbilicales, mi cuadernito de terciopelo.

    ResponderEliminar
  6. Jajaja base de datos es información almacenada en "otra memoria",tu cuadernito de terciopelo es eso:otra de tus memorias...así es más poético no???

    ResponderEliminar