martes, 13 de marzo de 2012

Secretos de cocina



Era la primera vez que venía ella a cenar y para deslumbrarla había decidido preparar unas recetas originales: presumía de ser buen cocinero y un chico detallista.

Se sentía seguro de si mismo: dominaba a la perfeccción el arte de la reconstrucción y de la esferificación, no tenía igual a la hora de ligar varias salsas a la vez o manejar el areómetro e incluso dibujar corazones caramelizados con el soplete especial. Y por si fuera poco, la técnica del nitrógeno líquido no tenía secreto para él.

Enlazados y tomando un aperitivo de besos hambrientos, habían subido los cinco pisos que llevaban a su ático; sin ascensor pero con vistas sobre los tejados de la ciudad que de noche les brindaría el toque romántico de bautizar estrellas.

-"No tardo nada. Te voy a preparar algo que te va a sorprender. Ya lo verás. Pón música si quieres."

Ella se quitó el abrigo y la bufanda; sonrió ante el aspecto mullido del impresionante sofá que ocupaba casi toda la superficie de la moqueta chocolate y recorrió con la mirada las cuatro paredes del exigüo pisito abuhardillado; dos de ellas completamente forradas de libros de cocina que acarició con la punta de los dedos, inclinando la cabeza. Abrió algunos, los olisqueó, leyó algunos párrafos subrayados y los cerró.

La "mousse de castañas perfumada de canela sobre compota de manzanas ácidas" (su postre estrella) estaba en la nevera.
La botella de kirsch también. Y las copas en el congelador, entre la cajita de sorbete de mango y la de croquetas de "gin-tonic".
Para la cena, se había decantado por un vino delicado con toque de roble y notas de frambuesa y mandarina y descorchó la botella con suavidad amorosa.
Había descartado la opción de las hojas de parra, por si ella no gustaba de su sabor algo intenso y había elegido unas suaves y afrodisíacas algas del Atlántico que iba a aromatizar con escamas de trufa blanca.
Preparó la témpura para los buñuelos de fresa sobre lecho de rúcula que acompañarían el mi-cuit de pato del Périgord, su segundo plato.

Ella había puesto música; se quitó los zapatos y se hundió en el sofá; acercó el gran cenicero negro reluciente y hojeó, una a una, las numerosas revistas de arte de la mesita baja. Picoteó del cuenco de frutos secos de forma acompasada, mecida por unas repetitivas frases de saxofón desgarrador y el discreto acompañamiento de platillos... que provenía del rincón-cocina, detrás del tabique de corcho aislante donde el músico-cocinero clavaba las corcheas de sus recetas.

-"¿Te ayudo?".... -"No tardo nada.".... -"Vale."

Aceite de canola, flor de sal, especias cajún, fondant, hummus con palitos de apio, zumaque para la vinagreta, mandolina para la chiffonnade, manga pastelera... lo tenía todo bajo control.
Guardaría el tofú para el desayuno, con pan dulce y frutas del bosque y ... ¿un café bombón quizás?...

La oyó hablar por teléfono y asomó la cabeza.
-"¿Todo bien?"....... -"Sí, sí."

Cuando el cocinero salió de detrás del biombo, llevando con arte su bandeja de bambú laquado, (sonrisa presumida, gorro de chef (color fucsia) ladeado y delantal negro impoluto), se encontró con el envase vacío y arrugado del refresco-sin y varios papelitos alrededor del cenicero negro repleto de colillas y cáscaras de pistachos... un arcoiris de pétalos desordenados de margarita deshojada... como manchas de colores en la paleta de un pintor.


"otro día."... "en el congelador"..."No te preocupes:"...  "Me voy a mi casa."...  "Guárdame"... "Es muy tarde."... "la cena"...  "el pizzero me"... "para"... "espera abajo."

Asombrado y dolido le encontró el amanecer...
...ordenando de mil formas el mensaje de los pétalos del desaguisado.

Y cuando, a la deshora del desayuno de una noche en grís, levantó la tapa que protegía el secreto de su primer plato (inmenso, verde lima, cuadrado y con esquinas onduladas)... su "omelette soufflée con emulsión de boletus a la pimienta rosa, coulis de grosellas y toque de physalis sobre hojas de menta escarchadas" ... yacía, sin más, deshinchada y nada apetitosa, en medio de un enrejado verde apagado de espaghettis de algas mustias salpicadas de lágrimas marrones (reducción de vinagre de Módena).

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19 comentarios:

  1. Mala táctica la del cocinero enamorado... Empieza metiéndole a su amiga una subiba-paliza de cinco pisos sin ascensor. No la lleva de entrada a ver las estrellas, que siempre contribuye a crear "ambiente". Y luego empieza a hacer unos platos complicadísimos que le llevan tres horas de preperación. Así no hay quien ligue :) Con lo fácil que hubiera sido comprar algo precocinado en el Mercadona y liquidar la cena en dos minutos con el microondas... En fin, espero que aprendan la lección los dos protagonistas de tu estupenda historia.

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  2. :D Donde esté la cocina tradicional ¿verdad, MaríaJesús?
    Es que, estos cocineros modernos no tienen ni idea...

    :D Diego, entre el precocinado-microondas y las complicaciones del cocinero éste, hay un margen muy amplio. :D hasta el no-cenar :D Es más importante desayunar.

    Besotes, sin elaborar, para los dos :)

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  3. Más allá de la falta de acierto o desacierto al escoger el menú, he sentido una terrible pena por el cocinero de gorro color fucsia, que había puesto todo su empeño en hacer algo bonito y deslumbrante.
    Me imagino la ilusión rota.
    Ella se ha comportado como una niña mimada y desconsiderada con las atenciones que se le brindaban.
    Es muy simbólico y representativo de los hechos de la vida real.


    Viento de lebeche

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  4. Te doy la razón en esto, Viento de lebeche: una pena, una desilusión... pero por partida doble en mi historia.
    Complicado, esto de la cocina... ¿verdad?
    Con lo fácil que sería pasar de los aperitivos al postre.
    (por cierto, me voy: tendré que pensar en la cena :D )

    Besotes y nos vemos.

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  5. Qué relatos los tuyos... tan amenos y sigulares. Delicias para el paladar del lector.
    Te digo, yo no hubiese dejado plantado a ese cocinero por nada del mundo, vamos, qué insensibilidad ante tanto arte.
    No sabes el hambre que me ha entrado, creo que tendré que conformarme con una tortilla francesa, mis habilidades en la cocina son muy limitadas.
    Un abrazo y hasta pronto.

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  6. Jajaja me encantan vuestros comentarios tan variados. Una delicia para mí también.
    De lo que se deduce una vez más que sobre gustos y colores...
    Sí, que es una pena un arte que no se aprecia pero también es una pena lo de esta chica, sencilla ella...y que termina tan aburrida que acaba fugándose con el pizzero ¿no?
    En cuanto a lo de la tortilla francesa ...no me quedará más remedio que dedicarle y dedicarte una entrada grrr... Pobre tortilla francesa, esta gran desconocida...
    Un abrazo grande, Mercedes. :)

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  7. No me hubiera gustado estar en el lugar del cocinero.
    Pero tu si que demuestras un gran conocimiento de cocina moderna, no se si tambien se extendera al orden de la práctica.
    Un abrazo

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  8. Hola tetealca. No cocino mal del todo pero lo mío es más bien cocina tradicional, primaria. Cuanto más cerca de la tierra mejor.:) Siempre me hacen gracia estas "moderneces".
    Mi texto es un simple divertimento con las palabras... y algo más también. ;)
    Mi programa de cocina favorito: "Un país para comérselo"
    Estos. sí que saben.
    Un abrazo.

    Ps. por cierto...¿alguien sabe lo que son las croquetas de "gin-tonic"? :D :D lo oí de refilón hace unos días :D

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  9. De acuerdo totalmente con Mercedes. Pero que desconsiderada esa chica!.

    Muchos ardiles tampoco se le ven. Que es eso de ¿te ayudo?. Debió pasar directamente a la cocina, escoger entre las frutas del bosque, cambiar el saxo y la percusión por algo de cuerda. Asomarse al no frost seguro que de cinco estrellas, para probar el mousse, dar sorbos al vino blanco, esferificar algas. Entre divertida, paciente y cautivada por su gorro color fucsia (emoticónrisas)…Mientras el chico detallista se aburriera en ligar salsas.

    Aunque nos falte el detalle en el color del sofá, pero la ausencia de velas, lo refinado en la moqueta color chocolate, apasionado de su música y recetas. Me gusta ese cocinero… Ya le vas buscando una chica más acorde en otra entrada (otroemoticónrisas).

    Ni idea que son las "cocretas" de gin-tonic ¿servirán para desayunar?

    Bizous.

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  10. "Debió pasar directamente a la cocina," Pero ¿qué dices??? nada de quitarle la oportunidad de lucirse,; esto, sí que sería poco considerado.
    ¿El color del sofá? color mermelada de pétalos de rosas ;)
    En la pared libre hay unas láminas de aves con una hermosa cigüeña negra...
    Y para "cocretas" las de mi suegri ;)o las mías (EDPresumida)

    Carcajada de bizousssss

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  11. Amor con amor se paga...a veces.Siendo un sentimiento de acciones que van y vuelven,porqué a veces sólo van????

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  12. Puede que el menú no sea el esperado... o que esperar demasiado enfrie el plato mejor preparado.
    Cuestión de experimentar ;)

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  13. Te animas a sugerirme una receta??tú tienes...es que hoy no estoy para la cocina...

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  14. :D ... ¿qué prefieres? ¿el teléfono del chino de la esquina o de TelePizza? :)

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  15. Pues sinceramente, cuando llevas a cenar a una chica a casa, la cena es lo secundario. La excusa perfecta vaya xD

    Se pasa al postre directamente. Se cena después, para recuperar fuerzas.

    Un beso madre ;)

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  16. :D ¡No me digas! Veo que enseñarte a cocinar no fue mala idea... a ver si aprendes a coser botones también!

    Besote, gracioso.

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  17. Hola framboise: pienso que te he vistado algun otro dia, pero sea ocmo fuere, he leido tu entrada, y me ha gustado mucho. y pienso que la receta principal está en tu manera de exponerla. Un plato bien combinado y mejor servido. felicidades.
    Y mi sincera admiración

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  18. Hola, Montserrat. Sí que viniste a visitarme y fuí también a "verte" pero no pude dejar mi tarjeta ;) lo intentaré de nuevo.
    Gracias por tus bonitas palabras.
    Un abrazo y nos "vemos".

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