martes, 8 de mayo de 2012

Olores de Bretaña

Si no conocéis Bretaña...
     ¡cerrad los ojos e imaginad ... una nariz!
Sí, sí ... una nariz.
     Una nariz grande, generosa, sensual, golosa.
Una nariz en el mapa de Francia... ¿ya la veis?


Bretaña es como una nariz porque ella misma es olor:

Bretaña huele a agua:  agua del mar por supuesto, que casí la rodea por todas partes, con su costa gris o rosa, recortada; costa salpicada de todo un rosario de faros, islas e islotes, con la punta del apéndice abierto, dirigida hacia el oeste.
Yodo, algas, viento que deja estelas de sal en las mejillas... y en los ojos cuando huele a marea negra y enfado impotente de su gente.
Y huele a sus puertos siempre bulliciosos. Nariz olisqueando las rutas de sus marineros atrevidos, aventureros y pescadores.
Sudor del esfuerzo, lágrimas de sus mujeres vestidas de negro, incienso de romerías llamadas "perdones" que salen hacia el mar desde las iglesias grises; grises y sobrias salvo por el encaje de los cruceros de granito que las acompañan contando mil historias.

                                                        Plougastel-Daoulas

 Y huelen las iglesias tristes a la cera de las velas que arden y cuyo humo se eleva entre la abundancia de sus ex-votos en forma de barcos que navegan en el techo de madera, cargados del fervor de los marineros.
Bretaña huele a aldeas perdidas y sus viejas chimeneas de turba que caen en el olvido.
Huele a la plancha y al almidón de las cofias de encaje impoluto de sus mujeres de manos ágiles.Cofias elocuentes, olores de cada región o pueblo... olores reveladores del origen de la familia o el estado civil de las cabezas que las llevan, con orgullo.



Bretaña huele a agua de lluvia, a cielo que se cae, a agua sudada que resbala en la piel de granito de sus menhires impertérritos que se dejan acariciar monótonamente por un ambiente lloroso de nombres de lluvia que varían según la intensidad: "bruine", "crachin", "petit grain"... y así hasta el infinito con la imaginación que caracteriza a los bretones.

Huele a savia verde de la vegetación exuberante que, en los pocos días de calor, levanta brumas de vivero exótico: huele a humus siempre activo.
Huele a sus vacas que casi desaparecen, engullidas por los pastos verdes.
Huele al antiguo establo, oscuro y temido, ambiente asfixiante, acre, cálido y rumoroso.
Huele a la leche tibia, recién ordeñada y a los quesos generosos. Y a las patatas con sabor a alga, bañadas de nata líquida, y al perfume intenso de sus fresas "gariguettes" y a las alcachofas carnosas y tiernas y a la carne de cerdo, rosada y que se funde en la boca, y a las ostras sabrosas, los pequeños mejillones a la sidra y todos los mariscos de su costa.
Y huele al pecado del "kouing-amann", su pastel generoso en mantequilla.


Huele al color de sus flores silvestres, desbordantes, invasoras : mimosas, hortensias, rododendros, prímulas, pasifloras, narcisos, camelias creciendo en libertad.


Tierra a dentro huele a liquen y a setas de sus bosques poblados de hadas, magos y manantiales escondidos entre piedras cubiertas de musgo; piedras que en la oscuridad recobran su forma de ciervos alados, elfos, "korrigan" o pájaros cantores... huele a la magia de las tertulias nocturnas, "veillées" de cuentos ancestrales al abrigo de sus casas de dos chimeneas y escalera exterior, tejados de pizarra o de juncos.


Casas de granito, de dorsos fuertes que resisten el embiste del viento que a menudo sopla; viento cuyos nombres, también abundantes, arremeten contra las aulagas y los brezos en la cima de sus montes con ínfulas de montañas, negras, de tierra pobre.


Huele a sus fiestas, "fest-deiz", "fest-noz", música del "biniou", del arpa, de la bombarda.
Triskell. Música de su idioma lleno del olor áspero de las rocas, lleno de "k" y "z".

Y para mi, huele también al caramelo de las natillas especiales de las vacaciones ... Aroma que se mezcla con el de la cera de la cama típica, cama-armario cerrado que conserva el calor y abriga los sueños.
Olores que conviven en mi recuerdo infantil con el de las manzanas en el arcón de las sábanas recias y el calor de unas manos arrugadas, "mam-goz", preparando unas "crêpes" de alforfón.



Bretaña huele bien ...


.

10 comentarios:

  1. Sí, conozco Bretaña, aunque no tanto como tú. Y es verdad, huele a todo eso. ¡Qué manera de contarlo, Framboise!
    Genial entrada, el ayuntamiento de Bretaña debería pagarte por este trabajo.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Que descripción tan bella de esa parte de Francia. Imposible resistirse al deseo de conocerla y volver a probar el kouing-amann, con su sabor mágico a mantequilla tostada y crujiente.
    Si voy tampoco me perderé una crêpe de alforfón. Me resulta extraño el uso de su harina para la elaboración de un alimento delicado como la crêpe , porque en la época de la posguerra en España se usaba, a falta de harina de trigo, para hacer pan, pero eso es otra historia.

    Tengo que ir a Bretaña.

    Viento de lebeche

    ResponderEliminar
  3. :D:D Sí, tienes razón Mercedes... mi texto parece un prospecto-resumen para una agencia de viajes :D pero es que es tan bonita Bretaña... me entusiasmé y sin embargo, me quedé corta.
    Me alegro que la conozcas.
    Un abrazo.

    Viento de lebeche,
    Pues sí... tienes que ir ;) pero hay muchas, muchísimo más cosas que la gastronomía en Bretaña ¡golosa! :D

    El alforfón...muy resumidamente:
    El trigo negro (o trigo sarraceno o alforfón) tiene mucho arraigo en Bretaña desde el siglo XV.
    Y por varias razones:
    Una histórica: la duquesa Anne de Bretagne, gracias a su cultivo, mantenía la independencia de su tierra frente a Francia (tierra de harina blanca)
    Otra razón: es una planta ideal para el suelo pobre y el clima húmedo de allí.
    Otra razón más reciente: sus multiples beneficios para la salud (a parte de su sabor diferente.)
    Su cultivo goza de protección y de una suerte de "denominación de origen".
    Escribí en mi texto "crêpe" de alforfón, para no entrar en más detalle pero en realidad la palabra "crêpe" (palabra femenina por cierto ;) ) se utiliza para las que están hechas con harina blanca y destinadas a ser comidas con algo dulce.
    Para las que están hechas con harina de alforfón y que se comerán con un relleno salado, se utiliza la palabra "galette" (que no tiene nada que ver con "galleta" :D )

    Bueno :) se llamen comó se llamen... están de vicio :D

    Nos vemos ;)

    PS por cierto... botánicamente hablando, el "trigo" negro ... ¡¡tampoco es un trigo!! :D:D

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El alforfón se ha puesto de moda, porque hay algunos tipos de sangre que rechazan la harina de trigo, pero admiten el alforfón, que efectivamente no es un trigo y que modernamente, los libros sobre dietética e incompatibilidades de alimentos, le llaman trigo sarraceno.
      En España se cultiva se cultiva en Galicia, también tierra de lluvias.

      Viento de lebeche

      Eliminar
  4. Por favor haz que tu memoria nunca abandone estos queridos recuerdos!!!un abrazo

    ResponderEliminar
  5. Bueno, yo en el mapa de Bretaña veo una nariz... y una lengua. Nariz para oler sus olores y lengua para saborear sus sabores, que con tanto cariño describes. Me gusta la gente que quiere (y añora en tu caso) a su tierra.

    ResponderEliminar
  6. Tranquila, Mabel ;) Curiosamente, cuando flaquea la memoria empieza por deshacerse primero de lo más reciente ¿verdad?... no me acuerdo de lo que comí ayer pero el recuerdo de las natillas y todo lo que lo rodea, lo tengo muy vivo. :)
    Abrazote.

    ¿Sabes, Diego? Lo bueno de esto es tener la suerte de tener dos sitios a los que querer y valorar; no tener el corazón partido sino tenerlo más lleno.
    Tú sabes lo mucho que quiero a mi segunda tierra.:)

    ResponderEliminar
  7. Que entrada más espectacular, enhorabuena. Has conseguido que todos lleguemos a oler Bretaña. Que magnifico es este sentido del olfato que nos hace recordar tantas cosas a veces y de forma tan realista.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  8. Intentaré repetir el comentario. No se porqué ha desaparecido.

    Espectacular entrada. Has conseguido que todos lleguemos a oler Bretaña.Es magnifico el sentido del olfato, por capacidad que tiene de hacernos revivir recuerdos tan bonitos como este.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  9. :D.D Tetealca, nuestros cacharritos nos tienen manía... Yo he pasado de no verte días atrás, a verte doble ahora (y sin tomarme ningun belmonte :D)
    Y otra vez hay gente que no me ve en su lateral :( ¡¡esto me huele mal!!
    Me gusta que te haya gustado oler Bretaña :)

    Un abrazo
    ... y a ver si se nos arreglan los problemillas de conexión

    ResponderEliminar