carretera cortada por la escoría en una ladera del Etna
Desde hace días, el suelo tiembla.
El aire huele a azufre. Denso.
Los pájaros han desaparecido no se sabe dónde:
no se les oye.
Los perros vagan, inquietos, sin esa alegría de la tarde, promesa de correrías nocturnas por el monte.
Los gatos con su mirada verde o naranja y el pelo eléctrico que no soporta ni una caricia.
Los humanos miran, impotentes; unos tensos, otros agitados y otros aparentando tranquilidad, según su costumbre y su carácter.
Siguen con su tarea, pausadamente.
Sólo les delata la mirada que a menudo echan hacia
el volcán.
.
Cuando por fin explote el volcán, volverán los pajarillos...
ResponderEliminarHola guapa, ¿dónde está en tu blog el enlace para seguirte?
ResponderEliminarUna cosita, mañana acaba el plazo para apuntarse al sorteo+lectura de maldita, como estabas ahí ahí tratando de apuntarte, no quería que por un descuido se te acabase el plazo. Si no te apuntas porque no puedes o no quieres o lo que sea, no pasa absolutamente nada, pero me veía en la obligación de recordártelo por si se trata de un simple despiste.
Muchos besos
Lupa
Sí, Diego... puede que vuelvan los pájaros... si queda algun árbol en pie... estamos sentados en un volcán.
ResponderEliminarHola Lupa.
ResponderEliminarCreía haberte dejado mensaje... bueno... lo importante es haber leído el libro de Mercedes ¿no? :) Ya hablé con ella ;)
Mis circunstancias siguen siendo las mismas así que me limitaré a ser espectadora.
:D Tú, sí que eres un pelín despistada: te vas sin comentarme nada. ;)
Abrazo.
Es duro vivir siempre pendiente de una fuerza mayor, de algo que no depende de ti y que puede acabar con todo lo construido caprichosamente. La incertidumbre.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues sí... ciertas incertidumbres le dan sal a la vida pero otras... :(
ResponderEliminarUn abrazo.