martes, 11 de junio de 2013

Orden en la cocina

                                                                                                     mía        
Todo era como un juego de adivinanzas: tenía en la estantería de la cocina varios botes de cerámica artesanal de tamaños crecientes (o menguantes, según se mire: ya lo sabéis, las cosas no son siempre exactamente como son, sino según cómo se mira y según quien las mira)

Pues eso... una retahíla de botes de esos que tienen escritos en la panza "Harina", "Azúcar", "Sal" y no recuerdo qué más.
Y digo que era como una adivinanza (o una lotería, más bien) porque el más grande , el que ponía "Harina", al chocar en la encimera un día de hacer pan, se rompió y hubo que hacer trasvase de ingredientes, por eso de la capacidad creciente-menguante.

Y desde entonces, donde ponía "Azúcar" estaba la sal, y donde ponía "Lentejas" había otra cosa y así con los no sé cuantos botes; menos uno: el que se rompió por descuido, un día de hacer pan. Era martes 13.

Con lo cual, salvo ella, nadie podía atinar a la primera en la cocina pero con arte y buen humor, todo se supera y todos terminaban por reírse con la intriga de las adivinanzas.
En general, era divertido estar con el dedo índice apuntando, pensativo y atrevido a la hora de elegir el bote adecuado para cada plato.
Ella, casi siempre acertaba a la primera. Al fin y al cabo era su cocina. ¿verdad?
Y sabía que donde ponía "Sal", estaba la harina, y donde ponía "Lentejas" estaba el azúcar y etc...etc...

Hasta que un día, un mal día, su memoria empezó a fallarle o estaría absorta, pensando vete a saber en qué, pero el caso es que ella, ya no se aclaraba y los asados empezaron a saber a café, la tortilla a azúcar, el té a cebolla pochada y sus dulces a ajo o sal marina.

Entonces tuvo que resignarse a poner etiquetas corrientes encima de las letras ingenuas y azules de la cerámica artesanal. Una pena.
Un día, se enfadó y los tiró todos y compró de esos que tienen una ventanita y se ve a la primera, como en un escaparate, lo que contiene el bote. Otra pena.
La estantería de los botes se volvió vulgar, funcional, corriente, aburrida. Y a ella, poco a poco se le quitaron las ganas de experimentar con recetas especiales, hacer pan casero o postres pecaminosos.
Otra pena.

En la cocina no hay nada más desalentador que el desorden... a no ser el orden excesivo.

Moraleja: no hagas pan sin mirar el calendario, tu horóscopo, los posos del café, la fecha de caducidad del frasco de garbanzos o de la bolsa de quisquillas congeladas... la lista es larga.
            ... o se te romperá el bote de la "Harina".

Pompita de martes 11...
(menos mal, porque hoy me apetece hacer pan.)


.

26 comentarios:

  1. Hola. ¡Qué entrada tan desenfadada y divertida! Me ha hecho mucha gracia. Leer algo así, a primera hora de la mañana, tonifica e incita al buen humor.
    Yo también me confundí un día y cociné las lentejas con azúcar. Estaban incomibles. Desde entonces decidí ir sustituyendo los recipientes de cerámica con sabor a cocina de la abuela, por esos impersonales con la ventanita siempre abierta, a modo de advertencia para mentes despistadas.
    Besos.
    Viento de lebeche

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    1. ¿Lentejas con azúcar? :D
      Y la propietaria de este azucarero hizo rosquillas con sal en vez de azúcar ;)
      Creo que tus botes con ventana son los más adecuados. Pero pierde "encanto" la cocina. :D
      Besos

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  2. jejeEEEEjeje...es que verás, TE ENTIENDO. Yo entro en la cocina y, si por una de aquellas hago la paella, por ejemplo, Mari siempre dice que lo lío todo tanto que luego necesita una brújula cocinera para encontrar y hasta adivinar en qué lugares he puesto lo que he puesto, si es que lo he puesto, y no lo he tirado a la basura sin darme cuenta, jajajajajaja.

    Pero la guinda no soy yo, noooooo...ES MI SANTÍSIMA, GUAPA, RESALÁ Y MÁS QUE BUENA, suegra, jeje...porque cuando se quedan ella y mi suegro en la casita que tenemos en el campo...le retoca toda la cocina y lo peor...LE CAMBIA LA CESTITA DE LAS HIERBAS de sitio, jejeje, no veas el cachondeo que nos llevamos mi suegro y yo cuando las escuchamos "platicar" en la cocina sobre los "cambios" acaecidos en la "ubicación" de las cosas que mi más que santa, guapa guapísima, dulce, inteligente BRUJITA tiene a bien disponer en SU cocina, jajajajajaja...

    Un bEEEEEEEso!!!!!

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    1. :D Pues, Valaf, yo, cuando entra mi marido en la cocina, desaparezco. :D Porque su orden, distinto del mío, me agobia... y porque cocina muy bien y no quiero que se le pase la aficción.;)
      Y la que cambia las cosas de sitio a menudo soy yo, con lo cual surje la clásica conversación:
      -"¿Dónde está...?"
      -"En su sitio"
      -" Y cual es su sitio ahora?" Jaja
      Besotes (en la estantería de la izquierda, entre la ventana pequeña y la cesta de las infusiones jajaja)

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  3. Tengo en mi cocina el estante de los ingredientes y las especias. No son botes de cerámica sin embargo, son esas latas de diversas formas, cilíndicas o cuadradas, gordas o largas, con motivos modernistas o dibujos orientales. Se cierran con una tapa de bisagra y una especie de palanca de alambre que recuerda los tapones de gaseosa. No tienen etiqueta. Sabemos que la de la japonesita del kimono rojo es del pan rallado, la amarilla con cenefas la de la harina, las pequeñitas de las especias... y no, no nos equivocamos ni permitimos que nadie que no sea la familia las toque. Que bastantes abollones y rayajos tienen después de veintitantos años.

    Preciosa entrada, un beso.

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    1. :) Elena, buen ejercicio de memoria que casi se podría cantar como una retahila infantil: "La japonesita nos trae el pan rallado y la... chinita, la harina. Con su séquito de orégano, tomillo y romero"
      Cada familia tiene su idea del orden: lo principal es reconocerse entre tantos botes... y abollonar y rayar... significa que tu cocina no es de las de exposición donde no se cocina.
      Besos del bote pequeño y naranja :D

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  4. Bueno, en la cocina está bien un poco de orden sobre todo con los ingredientes que ponemos a las comidas y sobre todo es necesario que en cada bote esté lo que tiene que estar. Un día puse azúcar a las lentejas y no veas el desaguisado, nunca mejor dicho. Una entrada alegre y desenfada la tuya de hoy que me ha hecho reír.

    Besicos.

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    1. :D Vaya... otra cocinera despistada que echa azúcar a las lentejas :D
      "Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio" es el lema de la gente ordenada. En mi casa, cada uno tiene su propia idea de los sitios adecuados...con lo cual a la hora de cocinar puede pasar cualquier cosa.:D
      Dos besicos: uno en cada mejilla. :)

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  5. Jejeje, me ha encantado ese juego de las adivinanzas con los botes, todo un arte acertar con el contenido misterioso de los botes. Te cuento que los míos son de cristal transparente, pero con distintos dibujos grabados fuera, en el que tiene grabado granos de café pues hay café, pero tengo dos con dibujo de espiga y alusión a la harina, en uno hay efectivamente harina (para el bizcocho, que al pan no llego) pero el otro contiene lentejas o garbanzos (no lo recuerdo bien ahora mismo) pero desde luego algo que no pueda confundirse con la harina. Y aunque el azucarero y el salero no se parecen en nada, una vez tuve que tirar un gran cuenco de fresas, porque sólo cuando ya había acabado de prepararlas descubrí que les había echado sal en lugar de azúcar.
    No soy una maniática (creo) pero en la cocina cada cosa debe (o debería) estar en su sitio. ¡Seguiré tu consejo y miraré los posos del café antes de hacer un bizcocho, no quiero ni pensar lo que pasaría si se me rompiera el bote de la espiga!

    Besos

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    1. :) Jara ¡has encontrado la solución! transparencia total y así no hay problema... salvo entre sal y azúcar una vez más: ¡qué pena de fresas!... podías haberlas servido de aperitivo... exótico, original. :D
      Mirar en los posos del café... o las hojas del té en mi caso ;)
      ¿Nunca ha intentado hacer pan? Es muy relajante ;)
      Besos y sonrisa.

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  6. Yo ni botes tengo: la harina, como gasto un kilo a la semana, haciendo masa, ya la dejo en la bolsa de la panadería (que es dónde la compro porque es donde la reponen con más frecuencia; en el super, quién sabe desde cuando están)

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    1. :) Yo también a veces compro la harina en la panadería pero como gasto menos que tú, la guardo en el bote de la harina... que no siempre es el mismo jaja porque contrariamente a la protagonista de mi "divagar" no tengo colección de botecitos.
      Pero es mi cocina y me oriento en mi desorden ordenado... u orden desordenado, según se mire.
      Besos y sonrisa.

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  7. En algunas ocasiones se da un desorden ordenado y eso tiene su gracia, lo malo está en que ese ordennos saca de quicio o pone nerviosos a los que somos meros espectadores. Pero me ha gustado la historia.
    Un abrazo.

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    1. :D tetealca, el problema existe si hay muchos cocineros en la misma cocina, cada uno con "su" idea del orden. Pero nada que ponga en peligro el sabor de los platos. :)
      Un abrazo y una sonrisa.

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  8. Jaja...De verdad, Framboise...Yo las tengo en botes de cristal transparente, de ese modo lo ve hasta...¡¡Él!!...jaja.
    B7s -Disculpa la tardanza, he tenido un par de días algo liaditos...;))

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  9. :) Mari, supongo que ayuda habrás tenido en la cocina estos días ;)... ahora, cuando acabe todo... ¡a poner orden en las estanterías! jajaja
    B7s alineados

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  10. En mi cocina todos los botes son mudos y opacos. Cocino al "pinto pinto gorgorito", añadiendo a mi comida lo que extraiga del bote premiado. No hay sorpresas: solo tengo dos botes, uno con albahaca y el otro está vacío :) Yaaaaa lo séééééé, como muy aburridooooo :)

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    1. :D Con esta forma de cocinar(¿?) y comer, vas caminito del ascetismo y la santidad... de tu amigo Apapucio :D.
      Menos mal que lo compensas con una buena ración de abercoques. ;)
      La albahaca, mejor fresca que seca. Pero si es seca, mejor en un bote opaco. ¿Ves como sí sabes algo de cocina? :D
      Besote

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  11. En la mía los botes eran transparentes y los fui pintando. Ahora son todos de colores, con dibujos en relieve de caballos volando y flores inventadas. Menos mal que no cocina nadie más... porque sería un verdadero caos.
    Besos

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    1. :) De transparentes a opacos, de sencillos a elaboradas obras de arte. Lo esencial que es que sepas lo que te traen los caballos volando y a qué huelen las flores de tu estantería.;)
      Bueno... el caos también es divertido: la cocina es un buen sitio para experimentar y muchas recetas renombradas han surgido de errores ¿no?
      Un libro de cocina especial que me gustó mucho: "Pimientos verdes rellenos" de Mónica Bardem. ;)
      Besos y sonrisa.

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  12. Je, je. Los míos son de plástico duro y opacos. De hace más de 30 años. Del ajuar... Da pena tirarlos... Y, por supuesto, cualquier parecido entre el letrerito y lo que va dentro es pura coincidencia... Solo una cosa tengo clara, donde pone SOPA va la HARINA. Bueno, digamos que no tan claro... ¡Hay que darle emoción a la vida!
    ¡Besazos!

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    1. "¡Hay que darle emoción a la vida!"... mientras no pongas el aguarrás en una botella de refresco, vale. :D
      Si no lo tienes tan claro es que... no cocinas a menudo ¡Te pillé! :D
      Valeeee... "las sombras" te absorben mucho.;) (no encontré el medio de ponerte comentario ayer :( ¿?)
      Besotes para ... la cocinera. ;)

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    2. Ya que estoy por aquí, vengo a defenderme... Lo de no tenerlo claro es cuestión de memoria. El dueño de la cocina en casa soy yo. A mucha honra. Lucía y yo siempre hemos tenido claro que hay que compartirlo todo; lo bueno, lo malo y lo regular. De todas las formas los besos se los paso... ;)
      ¡Bszos!

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    3. Ya que estoy por aquí, vengo a... disculparme :)))
      ¡¡Bien por este reparto!!
      Entonces, añado otros BESOS para el cocinero... desmemoriado :D

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  13. Por un instante he pensado en el proceso que vive una persona que tiene alzheimer, pero después de leer toda tu historia tiene tanta magia y chispa como el encanto de tus textos. Tengo tarros de cristal y otros de plástico, para esto tampoco soy muy rigurosa, pero ante todo son transparentes. Me gusta la claridad en la cocina jajaja aunque haya otros rincones de mi mente donde la opacidad y la sombra dominen el espacio :))

    un abrazo

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    1. La claridad en la cocina facilita la vida. La opacidad en la despensa le da la intriga. Y la sombra en los rincones la protege. ;)
      En mis tarros variados también hay un poco de todo pero no pienso poner etiquetas.
      Abrazo y sonrisa, Esil :)

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