La rosa, la botella y el apretón de manos
Esa rosa había caído del ramo
que un héroe decrépito
llevaba al Monumento a los Muertos.
Aprovechando que todo el mundo levantaba
la mirada para ver izar los colores,
la recogí sin remordimiento.
Y me puse de nuevo en camino, buscando,
a la buena de Dios, un corpiño para ornar
porque es una de las peores perversiones que existen
el guardarse una rosa para si mismo.
La primera a quien se la propuse
giró la cara con desprecio.
La segunda huyó y corre
todavía gritando: "¡Socorro!"
Si la tercera me dio
un sombrillazo en la nariz,
la cuarta, esto es peor,
fue en busca de un agente.
Porque hoy en día, es absurdo
pero sin ser sospechoso, no se puede
regalar flores a bellas desconocidas.
Hemos caído, muy bajo, muy bajo...
Y ese pobre capullito de rosa
fue a florecer en el ojal
de cualquier cabrón de comisario.
¡qué pena!
Esa botella había caído
de la sotana de un abad
saliendo de misa con cogorza.
Una botella de vino del bueno,
añejo, bendecido, divino:
la recogí sin remordimiento.
Y me puse de nuevo en camino,
buscando esperanzado,
un bonachón con gaznate seco
para ayudarme a beberla
porque es una de las peores perversiones que existen
el guardarse vino bendecido para uno mismo.
El primero rechazó mi vaso
mirándome severamente.
El segundo me dijo, burlón,
de irme a dormirla a otro sitio.
Si el tercero, sin dilación
me tiró el néctar a la cara,
el cuarto, mucho peor,
se fue en busca de un agente.
Porque hoy en día, es absurdo
pero sin ser sospechoso, no se puede
celebrar con desconocidos.
Hemos caído muy bajo, muy bajo...
Con la botella de vino,
añejo, bendecido, divino
los maderos se han regado el gañote
¡Un verdadero escándalo!
Este pobre apretón de manos
yacía en el camino, olvidado
por dos amigos enfadados a muerte.
Algo desconcertado,
estaba allí, en la cuneta:
lo recogí sin remordimiento.
Y seguí mi camino con la intención
de hacer circular la viril efusión
pues es de las peores perversiones que existen
el guardarse un apretón de manos para uno mismo.
El primero me dijo:"¡Largo de aquí!
No quisiera mancharme los guantes!"
El segundo, muy devotamente,
me dio dos reales (falsos, dicho sea de paso).
Si el tercero, cavernícola sin clase,
en mi mano tendida escupió,
el cuarto, aún peor,
se fue en busca de un agente.
Porque, hoy en día, es absurdo,
pero sin ser sospechoso, no se puede
dar un apretón de manos a desconocidos.
Hemos caído muy bajo, muy bajo...
Y el pobre apretón de manos,
víctima de un destino inhumano
fue a terminar su carrera
en el calabozo... de Georges Brassens
http://laplacenta.clandestinodeactores.es/georges-brassens-la-calida-voz-de-la-anarquia/
.........................................................................................
Pompita-apretón de manos para para todos en general
y para los "brassensianos" en particular.
Un guiño agradecido hacia el Maestro por encima de los años sin su arte.
.