martes, 27 de febrero de 2018

Un espectáculo celestial 3

Allí, al norte del norte del norte, en esta época del año la noche ya no es tan interminable: la primavera se acerca


y el sol se levanta perezosamente sobre las ocho de la mañana


Para acostarse a las cuatro de la tarde.


Lo que nos da tiempo para disfrutar por segunda vez al cabo de once años. Y esta vez no con el propósito de admirar el Sol de medianoche, muy digno de ver también, sino todo lo contrario:
Tiempo para disfrutar de las vistas de ensueño de este bonito país en las horas previas al espectáculo de las Auroras boreales (o Luces del Norte como las llaman allí.)

Tiempo para patear sus calles heladas y rebaladizas con este andar patoso por precavido que nos delata como turistas ya que los autóctonos andan con paso decidido y despreocupado gracias a sus crampones que se ponen y quitan con la misma soltura que nosotros abrimos y cerramos un paraguas.
Con esas temperaturas siempre bajo cero, con ese sol tan vago, también nos delatan las cuatro o cinco capas de ropa que nos asemejan al muñeco michelín (o a unas morsas de Svalbard ya que estamos cerca) mientras ves con asombro a alguna gente (autóctona sin duda) que va con un anorak finito o un bonito jersey, sin gorro y sin guantes tampoco, muchas veces.
El frío no es el mismo para todos, está claro. (ni las temperaturas "suaves" que pregonan en ciertos sitios son de creer a pie juntillas... ni mucho menos. Lo dirán para no retraer al turista del sur me imagino...)

Pero no nos dejamos asustar por menudencias (¡!) y con aire frío en la cara, salimos para disfrutar; y disfrutamos, de todo.
Paisajes impresionantes que cortan el aliento, costumbres distintas,








Curiosidades naturales como un pequeño maelstrom,


Cultura e Historia tan tan rica e interesante...

                                   http://kamaleon.viajes/la-epica-de-los-pioneros-del-artico-en-un-museo/

Una idea, pensada pero pronto descartada: el alquilar un coche para alejarse del centro de las ciudades de forma individual, sin guía. Descartada por estar las carreteras apenas visibles bajo gruesas capas de nieve y hielo, señalizadas en perfecto noruego que no dominamos ni un poquito, y en plena oscuridad, ya que las Artistas actúan generalmente entre las 11 de la noche y las 2 de la madrugada, más o menos.

Aunque el primer avistamiento ocurrió sorpresivamente a las 6 de la tarde, desde la cubierta helada y ventilada del ferry que une la ciudad de Bodo a las islas Lofoten.


El espectáculo se disfruta plenamente sin contaminación lumínica, en unos sitios alejados conocidos por los guías especialistas del país que saben muy bien dónde nos maravillará este segundo espectáculo a unos kilómetros de Svolvaer.
Desgraciadamente no me salieron nada presentables las fotos de ese día...

A esas horas y con un frío que pela, unos días más tarde, a las afueras de Tromso y después de varias paradas oteando el cielo, nos instalamos finalmente alrededor de una fogata rudimentaria (que no calienta nada de nada) ...


... y los "profesionales" sacan trípodes y máquinas de especialistas.
... Mientras los "amateurs" como yo, se quitan los guantes y tantean tiempos de exposición procurando no tiritar... tarea sumamente ardua con los 12 o 13º bajo cero que marcan los termómetros. Menos mal, no corre nada de aire; lo que acentuaría nuestra sensación térmica.
Y el cielo despejadísimo nos augura un buen tercer avistamiento en esa noche sin luna (especialmente elegida)

Mientras esperamos, el guía empieza... ¡¡a cocinar!!
En un perolo grande echa cantidad de verduras varias, especias cuyo nombre se queda sin saber (su inglés y el nuestro son distintos...) muchos trozos de salmón, pimienta, agua y mucha nata líquida. Todo esto sin gorro ni guantes y con el anorak finito y abierto como buen chico del norte del norte del norte que se precie; pero sin quitarle ojo al cielo donde a ratos y brevemente se divisan ligeras " nubes" estiradas y grises, ribeteadas de un verde clarito indefinido...

Parece que las Artistas quieren hacerse las interesantes y se demoran, evolucionando lentamente en el cielo, como sin ganas, como buscando inspiración... parecidas al humo de una chimenea en una noche apacible...
El frío nos muerde ferozmente los dedos y la nariz a pesar de la sopa tan caliente y tan rica. (Gracias, Roy.)
Y la impaciencia también nos pone a prueba. (confieso que ratos pienso:  "Yo, que odio los aviones y el frío ¿qué narices hago aquí? Estoy loca de remate.")
Pero "quién algo quiere, algo le cuesta" ¿verdad?...
Y el público reducido y variopinto (tres (cuatro) amigos españoles, cinco japoneses y nuestro noruego maestro de ceremonia y cocinero) aguanta estoicamente, sin parar de andar en círculo con el fin de no dejar opción al hielo de subirnos por las piernas.

Y de repente...

... todo el escenario se anima: los cada vez más numerosos velos, volutas y cortinas se mueven, a ratos con mucha velocidad, a ratos con mucho brillo.
La impresión es sobrecogedora... indescriptible... fuera del alcance de las palabras...
Silencio denso, expectante y maravillado del público sin aliento...
El cielo, un momento antes tan negro y salpicado de estrellas muy nítidas, de pronto se llena de luz; y no se sabe adónde mirar: bailan, literalmente bailan. Encima de nosotros, alrededor...
Como unos visillos con el aire...
Unos visillos blancos o grises ribeteados de verde tierno o rosa muy pálido cuando los ve el ojo humano.
Colores más intensos cuando los capta la máquina. Si es buena y bueno también el fotógrafo...

Mis fotos... ¡Ay! A ratos embobada sin acordarme de la máquina y a ratos hice muchas... y ninguna es para tirar cohetes, como era de esperar... Me conocéis y os lo avisé ...
Pero son mías.
Os podría haber puesto otras, mucho más vistosas y espectaculares, gentileza de nuestro guía Roy...
Pero no os lo habríais creído. ¿verdad que no?




Son mías.
Y para mí, todas (malas, malísimas o regulares) son la prueba de que no sólo lo he soñado en una noche de insomnio...La prueba de que la Luna no me mintió...
He vivido estos momentos místicos... Y ¡¡tres veces en una semana!!
Con una sonrisa extasiada que no se me borrará en la vida
                               cada vez que piense en las Luces del Norte...

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Pompita con la sonrisa puesta :)))
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jueves, 22 de febrero de 2018

Un espectáculo celestial 2

Ya he vuelto del norte del norte del norte ;)
Días intensos. Y vuelvo con los ojos llenos de imágenes maravillosas y con el alma repleta de sensaciones indescriptibles. :)))

Y me acordé de vosotros, los presentes en mi última entrada:

De ti, Little: nunca había visto tantas peluquerías y salones de belleza juntos en tan pocos metros cuadrados. :D Será que de tanto gorro para protegerse del viento frío, se estropean rápido los peinados de esas cabelleras tan rubias :)

De ti, Laura: qué fotazas maravillosas habrías hecho con tantos paisajes perfectos, casi irreales :) (tendrás que perdonarme las mías... :D)

De ti, Viento de Lebeche: con tanta agua que nunca está lejos, mezclando sus colores, agua dulce y salada de mar.

De ti, Juan, que en unos haikus magistrales habrías pintado cada momento mejor que nadie, con este arte que tú tienes :)

De ti, diego: por el azul insuperable de los cielos y el hielo. Los fulmares, el águila pescadora, los cormoranes y las cornejas cenicientas :) Y platos de bacalao y salmón, insuperables también :D

De ti, Tesa: por este frío intenso que tanto amas :D
(Y por este dolor mío de rodillas, tan intenso también, por el trote que les di. ;)

De ti, Dlt: por la Historia tan rica de este país y gentes tan peculiares ;)

También me acordé de ti, Marie-Fleur, mi Blomsy. Mucho. Y lo sabes.
Y de mi "galleguiña"...

Y de todos los que en un momento dado habéis pasado por aquí, compartiendo momentos dulces y leyendo mis divagares con ojos tan indulgentes.

Ya os contaré cosas...cuando mis fotos estén a punto ;) (Aviso: no esperéis maravillas: ya conocéis mi "arte" :DDD)

Pero que sepáis que... La luna no me mintió ;)

            ¡¡¡ LAS VI !!! Y LAS VI BAILAR :)))

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Pompita de vuelta
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martes, 13 de febrero de 2018

Un espectáculo celestial 1


Ya sabes que a las hadas del invierno les encanta la oscuridad de la noche ¿verdad? Porque es donde pueden soplar a gusto su aliento boreal de cellisca sobre el paisaje, cubriendo cimas y llanuras.
Por eso, huyendo de las zonas templadas donde no son siempre bien recibidas pero donde algunas veranean durante nuestro invierno, la mayoría viven en el norte.
Y más aún: al norte del norte del norte: allí donde la Noche es Interminable.

Pero hace mucho, mucho tiempo, tanto tiempo que nadie recuerda cuando fue, existía un hada diferente.
La llamaban Aurora pues había nacido en las primeras semanas del Día Infinito.
Y por ello precisamente, a ella, si bien le gustaba la noche, como a todo su Círculo mágico de amistades, también le gustaba la luz. Y sobre todo, la luz alegre de los colores del Día sin Fin que adornaban con flores los fiordos, las islas de su infancia y las casas de pescadores de su comarca.
Y cada vez que menguaba el Sol y apagaba los colores antes de irse, ella suspiraba, languidecía y siempre le rogaba, entre súplicas y lágrimas:
"Por favor, aunque te vayas para tan largo viaje y te lleves la luz, déjame por lo menos los colores. No puedo vivir sin ellos."
El Sol, como es lógico en un señor tan ocupado, no le hacía ni caso, siguiendo su recorrido programado en el cielo desde tiempos remotos.
Pero Aurora era tozuda y cada año le repetía:
"Por favor, te lo suplico, déjame los colores para alegrar el cielo de la noche."
Y así, año tras año... Año tras año...

De tanto insistir, nuestra hadita inconformista terminó por enfadar al Sol que aquel día explotó de mala manera; y resoplando tal viento huracanado armó una tormenta que no veas:
¡Que si tenía cosas más importantes que hacer, que qué se había creído, que si no tenía tiempo para los caprichos de una mocosa incordiosa, que si esto y lo otro!...
Era tal su mal humor que, cosa nunca vista, sus ojos disparaban rayos, su boca escupía chispas, su pelo se retorcía con rizos de fuego y se tambaleaba su corona sembrando el pánico entre las orcas.
Hasta los habitantes de tierras lejanas se asustaron pues pensaban ellos que tanto ruido iba a despertar a los volcanes...

Pero allí, al norte del norte del norte, allí donde moran las hadas del frío, en el silencioso cielo negro de la Noche Interminable, el aliento iracundo del Sol, imantado por el deseo de Aurora, se transformó en volutas rosadas, amarillas y verdes que maravillaron hasta a los renos que, ya lo sabes, no se emocionan fácilmente, siempre rumiando en su rincón.
Y las hadas de la oscuridad que se habían refugiado atemorizadas en sus cuevas de hielo, en lo más profundo de los glaciares azules, salieron al oír carcajadas.
Primero pensaron que serían las risas burlonas de las estrellas que se vuelven muy escandalosas, allí arriba, al norte del norte del norte, cuando la luna se toma un descanso y las deja brillar a su aire, sin hacerles sombra.
Pero, estupefactas, descubrieron a Aurora dando vueltas y vueltas en el cielo, rodeada de elfos de luz y bailando feliz con un largo vestido de moiré de colores vivos e irisados.
Desde lejos, por encima de las montañas nevadas, se oían la música de su risa alegre, el crujir de seda de los velos vaporosos que la envolvían y, sobre todo, los susurros extasiados de los niños samis que la admiraban, boquiabiertos.

El Sol, que siempre se entera de todo gracias a la Luna chismosa, supo de la felicidad que él había traído por casualidad al hada Aurora y supo también del éxito del espectáculo que todos (¡hasta los armiños y los frailecillos, imagínate!) le comentaban.
Generosamente, le prometió que les regalaría cada año, a ella y a todas las hadas de su estirpe, cintas, velos y chales de colores con la única condición de que bailasen de vez en cuando en el cielo para alegrar a los niños, durante la Noche Interminable.

Y por eso, cuando la luna se esconde entre bambalinas para dejarles su sitio en el escenario del firmamento nocturno, aparecen Aurora y sus hijas bailando, sobre plumón de cisne blanco... allí, al norte del norte del norte...

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Esta historia me la contó hace poco la Luna llena ...
¿O todo fue un sueño que tuve mientras consultaba el programa del espectáculo de Aurora y sus hijas, luces danzarinas..?

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Pompita volando, volando... hacia allí, hacia el Camino del Norte...
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