martes, 6 de marzo de 2018

Murphy en mi cocina... y en "mi cocina"

No falla... invitas a alguien a comer o cenar a tu casa y aparece sin avisar.
Sí, él: Murphy.
Éste que no has invitado ni piensas hacerlo en la vida porque te cae mal.
Y porque vas escarmentada de tantas tostadas estrelladas por caerse precisamente, por el lado de la mantequilla...
Y aunque intentas esquivarlo, poniendo buena cara, él, el Rey Murphy El Temido, ignorando los mensajes subliminales que le mandas, tus plegarias mudas y toda tu buena voluntad para suplir tus escasos recursos en ciertas artes que te sobrepasan (aunque a veces suene la flauta por casualidad), pues nada... Se instala a veces, se incrusta más bien, disfrutando de tu ignorancia... De mil maneras y aunque no lo vea nadie.
Dejándote con toda la responsabilidad de sus fechorías. Y puede que tenga razón pero hay que reconocer que esto joroba y mucho...

Si los invitados son casi desconocidos, te pones aún más nerviosa y él se cachondea aún más en su rincón... Y por mucho que te esfuerces... algo saldrá mal. Matemático. Lo sabes. Por experiencia.
Y no es que seas pesimista pero te conoces y le conoces...

Según le dé ese día al "bicho", serán las afamadas alitas de pollo crujientes que estarán a punto de salir volando por estar casi vivo el ave todavía, a pesar del calor del horno...
O será la mayonesa especial que de costumbre te sale de rechupete, la que se cortará sin remedio (menos mal que siempre puedes recurrir a la de bote que con tu ingenio, puedes tunear con un añadido secreto haciendo trampa)
O será el arroz que a pesar de haber doblado el tiempo de cocción establecido, no consigues hacer comestible por tan firme, tan "al dente" (¿será que sigue esta moda reciente que le obliga al medio-crudo tan indigesto?...)
O será el soufflé de queso que normalmente te granjea aplausos, el que decidirá no subir (para bajarte los humos, está claro). (y esto sí que no hay arte cocineril que lo arregla... salvo quizás tu sonrisa algo crispada comentando: "No sé lo que le pasa al horno ultimamente..."  y la buena educación de los comensales que te dicen: " Está riquísimo de todas formas.")

Pero si los invitados a comer o cenar son amigos de siempre, con su humor y su amistad a prueba de bombas (hasta las de tu cocina), te entienden, te aplauden igual, terminan los platos e incluso repiten hasta dejar la fuente limpia.  Te quieren de verdad y vuelven en cuanto les propones: " ¿Nos hacemos una cenita en casa este finde ?"
Algunos de mucha confianza, hasta te dicen: "Traemos el postre."
Y no es porque se les indigestó tu tarta de manzana o la crema de limón que resultó espesa como para unir ladrillos o el strudel sorpresa (tu último experimento con estómagos ajenos), sino porque se apiadan de ti que cada día te estresas más cuando sales de la dieta facilona diaria a la que los años te han llevado (de la mano de tu digestivo). Y también porque, como tienen tus mismos años y tus mismas experiencias con el "enemigo invisible", (sí, él, el Murphy ése), se anticipan con empatía y te quitan un tema de preocupación. Así son los amigos.

Por eso hoy, tengo un postre especial que me han traído amigos de años, compañeros de descubrimientos (no sólo en la mesa) y de fatigas arrastrando maletas por muchos caminos o esperándolas en el aeropuerto.

Un postre de lujo para ilustrar muy bellamente el final de mis "espectáculos celestiales", ya que el mío se chafó por mi incompetencia con la máquina de fotos.
(hay que ser honrados y no de todo va a tener la culpa el tal Murphy ¿verdad?...)

Había tantas maravillas, que me costó elegir, os lo aseguro :)



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Pompita de Gracias mil a Fernando por su arte y su generosidad.
 Y a Piedad por todo lo demás. (y la riquísima tarta de arándanos ;)
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10 comentarios:

  1. Nosotros solucionamos el mismo problema que tú tienes con Murphy. Con el fin de darle en los morros y evitar su maléfica sonrisa, cuando hay invitados, (cada vez menos), vamos a un restaurante cercano que nos tratan de maravilla.
    Se pierden, nos perdemos, las exquisiteces de mi "santa", pero nos ahorramos trabajo y lo más importante, hemos alejado a Murfhy, ya que para nostros dos solos no le merece la pena.
    Besos.

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    1. Muy acertada solución, Juan y que usamos a veces. ;)
      Es curioso que el tal Murphy no se atreva con los profesionales... O ¿sí? y no nos enteramos :D
      Besos

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  2. Muy fino y cierto ciertísimotu relato, que el Murphy, sí, ese que nos pone de los nervios tantas veces existe y de que manera.
    Pero lo bueno es que al final estas reuniones siempre terminan bien. Y esta tuya con Fernando y Piedad tuvo el remate de aplausos 👋 que se merecía.
    Felicidades por la fotaza de él, que es una maravilla y a ella por su rico postre.
    Mira el correo.
    Gracias Fram.
    Besos.

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    1. ¿Quién no ha pasado por estos trances en algún momento?...En la cocina, me pasa a veces y con la máquina de fotos muchas más :DD
      Fernando se esmeró ¿verdad? Me parecen fantásticas las fotos :))
      Besos y ;)

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  3. Disfrutar de una tarta de arándanos en su punto admirando esta última escena que nos pones es una buena venganza contra el maléfico aguafiestas de turno.

    Me he reido y reconocido en tu relato, a medida que pasan los años nos volvemos más morigerados en el día a día culinario, hasta a veces algo sosainas, y cuando tienes invitados intentas rescatar tus mejores y celebradas recetas que ya ni practicas y ya nada es lo que era o fue...

    Y el Murphy ése partiéndose de risa te mira con conmiseración.

    Qué pasada la foto, espectacular.

    Besos, y con los amigos no hay comida que salga mal, mientras haya buena charla y risas.

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    1. Pues sí, más vale reírse del asunto aunque sufra el ego :D
      Lo que da rabia es que siempre ocurre en publico :D justo cuando quieres lucirte ¿verdad? ;)
      Me relamía con mis fotos que no parecían tan malas vistas en la máquina y me hacía ilusión y...¡zas! :DD
      Sí, con los amigos todo sale bien :)
      Y al Murphy le hice una pedorreta gracias a Fernando :D
      ¿Verdad que es preciosa su foto? :)))

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  4. Yo me quedo con tus fotos, Fram. Y con tu arroz al dente o con el soufflé de queso que prefirió no subir. Tienen más alma, más cariño; lo perfecto es inhumano. Así que ya sabes, lo que te haya sobrado lo metes en una tartera y me lo mandas :)

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    1. Te lo mandaría todo muy gustosamente en una tartera, diego, porque sé que tienes buen diente pero...el arroz ("al dente" precisamente) podría con tu dentadura o tu estómago; y la no-magia del "soufflé desinflado" acabaría con nuestra amistad :D
      :D No me provoques con mis "maravillosas" fotos con alma o te las mando todas :D
      Las de Fernando, aparte de la ilusión que les puso, tienen el plus de la técnica que a mí, me falta. :(
      Pero él, tan humano, no sabe cocinar (no tiene gato :D) aunque le sale muy bien la mayonesa según dice su nieto. :)
      ...¡Qué humana me siento yo, detrás de la cámara! :D

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  5. Lo cierto es que cuanto mayor empeño ponemos en hacer algo bien, peor sale, a veces.
    Saludos.

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    1. Sí, es cierto a veces... Pero ¿por qué será?... ¿O es sólo una percepción nuestra?...
      Un abrazo, Dlt. Y una sonrisa :)

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