martes, 25 de septiembre de 2018

Luna de chocolate

- Cuando la Luna era de chocolate los hombres eran más felices ¿sabes?
- ¿Porqué  lo dices?
- Porque cuando ella reía (porque antes reía) dejaba caer su dulzura en la Tierra y los terrícolas golosos se relamían buscando gotitas marrones en todas partes: en las hojas del otoño, en los reflejos del sol poniente sobre la arena, en los edificios viejos que escondían sus heridas con musgos, en los destellos de ciertos ojos, en los labios manchados de merienda de los niños y en las manos sarmentosas también...
En todas partes, se podían encontrar estas gotas dulces...
Y dibujaban paisajes que descubrir, cuadros impresionistas, telas con sabor a chocolate para esconderse...
Pero no todas eran iguales, sabes: las había mezcladas con leche, con licores, con frutos rojos, con avellanas, con almendras, con sal incluso... Para todos los gustos...
-Y ¿qué pasó?
- ... Pues en realidad no lo sé...  Imagino que la Luna se cansó de los hombres porque algunos empezaron a empaquetar sus gotitas de chocolate y a venderlas. Y luego otros empezaron a alabarla hablando de mil beneficios y otros a mirarla con lupa criticándola...
Y entonces creo que se cansó de tantas interpretaciones y dejó de salpicar la Tierra de dulzura... Pues era lo único que ella había pretendido al dibujar en nuestro lienzo caminitos sabrosos...
Los hombres dejaron de buscar lunas de chocolate e inventaron lunas de miel... y ya sabes lo que les hicieron luego a las abejas... No sé lo que pasó...

En realidad no lo sé...Dímelo tú.

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Pompita soñadora.
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