" Pobre familia, sabe usted. Los abuelos, digo...
De pequeña, la hija mayor, la morena, era dulce, calladita. Pero su hermano el segundo, un mentiroso redomado.
Ella era obediente, un ejemplo de niña hacendosa. Y su hermano, un "bala perdida".
La otra hermana, Belencita, no había nacido todavía... llegó mucho más tarde. Un descuido.
La mayor era...
Era. Hasta que conoció a Gaby, el cartero y su amigo Pepe, el dueño de la carpintería de aquí al lado.
Ah! que ya los conoce usted...
Pues eso... que un día la niña fue al taller de Pepe a pedir un presupuesto para la rueca que de un tiempo a esa parte hacía un ruido raro: se le atascaba no sé qué y la lana se le rompía al dos por tres. O eso dijo...
Cuando al cabo de meses, apareció a la puerta de su casa un cesto, no con el pan nuestro de cada día, no, sino con un chiquirritín dentro, al hermano, nadie le creyó.
Le pasó como al pastorcito aquel con el lobo y las ovejas.
Se armó la marimorena. Se enteró todo el barrio.
Se oían los gritos desde la calle:
-¡Pinocho! ¡Ya está bien ¿no te parece?! ¡No seas más terco que la mula! ¡La Mari es una santa! Y más te valdría aprender de ella.
Como digo yo:
"Unos crían las ovejas y otros se llevan la lana" ¿verdad? O algo así...
Eso me recuerda lo de los bancos (luego se lo cuento)...
Pero bueno... los abuelos son buena gente y donde comen cuatro, comen cinco y donde comen cinco comen seis. Y como el niño, angelito, no hablaba todavía y no sabían lo que les esperaba, se lo quedaron.
Y santas pascuas.
La verdad es que al principio el chaval era majo, sabe usted... un poco soñador quizá. Un iluminado que le dirían en mi pueblo... majo, sí... hasta que los amigotes le metieron en una compañía de teatro, italiana creo. Déjeme pensar...Es muy conocida... Sí, la de los "Hermanos Estrómboli": montan espectáculos de títeres por todo el mundo. Y por lo visto les va muy bien.
Y allí, se juntó con unos cuantos elementos. Con él, eran trece en total. Mal número...
Siempre de cuchipanda y gastando bromas... hasta en los cementerios... al dos por tres desvalijaban la pescadería o la panadería... y hasta se colaban en las bodas para hacer de las suyas.
Y que conste que el chaval no tenía mal fondo.
Pero como decía su pobre madre que en paz descanse
" Ya se sabe... las malas compañías."
Por cierto, hoy es su cumpleaños. Me lo dijo su tío esta mañana mientras fregaba yo las escaleras... que tendré que volver a limpiar con la de gente que subirá otra vez. Y ¿sabe usted el ruido que arman con la batería y las trompetas?... y beben y beben... botellas y más botellas... y me tocará otra vez a mí recoger los cristales rotos... y además, a saber si es verdad, lo del cumpleaños... qué el tío también... le gusta tomarme el pelo... Se cree que soy tonta y que no me doy cuenta...
¿Sabe que el tío tiene un despacho en el ayuntamiento? Asesor del ayudante del asesor del segundo secretario de no sé quién. Como lo oye.
Así que... mejor me callo.
No vaya a ser que me quiten la portería o me hinchen el recibo de la luz... que ya me han quitado la paga extra. Ni lotería he podido comprar este año. Hasta el lotero se puso de huelga el otro día.
Hablando de la luz, habrá que decirle al presidente de la comunidad que saltan los plomos en cuanto se encienden las del belén....
¿Ha visto qué bonito nos ha quedado?
Es que estas fechas son una fiesta para los niños ¿verdad?
Es el cumpleaños de todos los niños del mundo a la vez ¿no?...
Y yo, para ver sonreír a los padres y reír a los niños...
lo que sea.
Ya tendrán tiempo de llorar con la que cae... Por cierto, no se le olvide el paraguas, que el tiempo amenaza tormenta... ¡Qué pase un buen día!
Yo voy a seguir con mi limpieza, que mucho hablar, mucho hablar pero el trabajo no se hace solo.
Lo dicho: ¡qué pase un buen día! "
Pompita de "A mal tiempo, buena cara"
para los niños de los cinco continentes.
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