Parece un bicho pero no lo es .¿O sí?... No sé...
De día no veo más que el vapor plateado de su respiración entre las copas de los árboles.
Y de noche, sólo el brillo de sus ojos de turmalina que desgranan las horas en la oscuridad.
No sé de qué color es su piel. (¿qué color? ¿qué color?)
Es ágil. Se mueve, lento o rápido. A veces lo pierdo. Espero. Vuelve.
Ilumina.
Roe algo (¿será un ratón?) Se para. Escucha. Escucho. Escucha. Escucho.
Desaparece. Se pierde entre las nubes cargadas de lluvia.
Con los ojos bien abiertos, o cerrados olisqueando, me pierdo entre las mentas, buscando la huella de su reflejo de cristal preso en el barro.
Llueve. Vuelve.
Sonríe (¿será un conejo? ¿el conejo de la luna?)
Gruñe. (¿una zarigüella?) Gruñe y olvida.
Mira. Escarba. Se para. Mira. Escucha. Mira. Canta. Calla. Picotea. Canta.
(¿pinzón o verderón?)
¿Qué será, qué será? ¿un león o un ratón?
¿Qué será? ¿Qué será? ¿Qué será? ¿un halcón, un avispón o un tritón?
Me tiene obsesionada, ilusionada, desconcertada, embobada, intrigada, de luna llena en luna llena.
De luna llena de sierra a luna llena de mar... Llena de mar...
La sierra, el mar. El mar, el mar...
De luna en luna. De roca en roca. Y tiro porque me toca.
Sí, tiro hacia la playa, ¡que ya me toca!
Pero me voy con mi intriga en la maleta.
(¿Qué será? ¿un olinguito, un mosquito o un mito?...)
Pompita de ¡Hasta prontooooooo!
... O hasta la próxima luna llena, llena de fauna.
.