martes, 27 de enero de 2015

Ilusiones aplazadas

En aquella época, cada día más remota, en que yo era una niña pequeña, mis zapatillas de casa eran tristes: marrones, negras, azul marino, algunas veces a cuadros o con topos pero con los mismos colores apagados.
Con los años entendí que mi madre, entrenada en esto de la administración del presupuesto familiar, las compraba por su lado barato-sufrido-práctico-duradero.
Hay cosas que sólo se entienden con el paso de los años.

Cuando descubrí en los escaparates las primeras zapatillas divertidas, me pilló ya con unos añitos... como se suele decir..."respetables".
Y siempre las miraba de reojo pensando "¡Éstas! ¡Éstas me gustan! Y deben de ser la mar de confortables y calentitas..."
Pero mi "yo" aburrido me susurraba : "Son para niños..." o "¿Quieres hacer el ridículo delante de quien llame a la puerta?" o ... "¿No te parece que para salir al jardin son poco prácticas...?"
Y me podía su machacona responsabilidad, cansina fuente de complejos y frustraciones.
Y me pudo durante mucho tiempo, apartando las zapatillas-leones-de-melena-naranja, las zapatillas-gatitos-traviesos, las zapatillas-ranas-verdes-de-ojos-saltones-amarillos... las zapatillas... divertidas.

Hasta que, hace poco (a la vejez viruelas), desterrando al "yo" aburrido con una pedorreta, cumplí con una pequeña ilusión aplazada.
Nunca es tarde para ello.
Me topé con estas zapatillas-ratoncitos que me llamaban desde la estantería (a pesar de sus naricitas rosas (color que nunca me ha entusiasmado) y que estoy pensando en tunear de ¡naranja por supuesto! O una en naranja y la otra en verde... ya veré.)
Primero, metí las manos dentro para testar-saborear su calorcito.
Luego me las probé, primero un pie, luego el otro... ignorando las miradas ajenas en la tienda.
Y enseguida supe que eran mías.
Hay cosas que saltan al alma de tan evidentes.
Y ya.
Flechazo y compra hecha.


¿Son calentitas? No... ¡ Mucho más que esto !
¡Me encantan!
Y se acabaron los incordiosos pies helados al llegar la noche, fuente de resfriados y no pocos insomnios.

... Lo único que me preocupa algo es que le lleguen a gustar demasiado a mi gato, fetichista él, que más de una vez las mira con interés...



Pompita con los pies calentitos y una pequeña ilusión cumplida. :))

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martes, 20 de enero de 2015

Privilegio

Bien calzada y mejor vestida (tres mangas, leotardos, calcetines hasta las rodillas, pantalón de forro polar, tres bragas (una en su sitio, otra alrededor del cuello y otra más en la cabeza), cámara con batería a tope, sin mapa, ni gps, ni brújula de ninguna clase, me fui ayer.
Como siempre, sobraron móvil y guantes que no uso nunca
pero que es mejor llevar.
Me fui. Ni lejos ni mucho tiempo. Lo suficiente para disfrutar.

Y disfruté. A lo grande.

Empezó el domingo por la noche la gozada anunciada y descifrada en una multitud de "estrellas" que no constan en ningún planisferio celeste.



Y os traigo parte del resultado de mi escapadita casera.
De aficionada con más entusiasmo que técnica.
Un resultado sin olores puros, ni tactos a temperatura ambiente,
ni silencio nítido, ni sonidos claros tampoco.

Pero todo esto lo dejo a vuestra imaginación.


 La naturaleza se inclina bajo el peso de su propia maravilla.


La charca de leve espejo de hielo bajo el cual dormitan
las hadas del invierno y las ranas mudas.


 El puentecito de piedra, humilde, escondido bajo la nieve,
                                      y que nadie ha cruzado todavía.


 El camino, impoluto.
Y que, como una "propietaria enamorada de su terruño",
                         me place pensar que me esperaba, a mí.


La casa abandonada, refugio de soñadores, sin puerta. Ni ventana con cristal. Y que el paso de los años ha dejado sin tejado también.
Y donde fluyen los pensamientos, sensaciones y recuerdos cuando uno o una se sienta en sus escalones haciendo un parón en el camino.
(esta vez, no me senté.)



Un alambre oxidado, intento fallido de ponerle vallas al monte.
Y donde se me enganchó el gorro "discretito", complemento chillón del silbato (por si me pierdo o me pierden en el paseo.)



A la vuelta, me cruzo con mis propia huellas.
Y con otras dos solitarias, desconocidas:
Una de ellas con su perro; negro, manso y suelto. Feliz.
Salta por encima del agua, pasando de la orilla soleada a la otra todavía en la sombra. Intercambio de alegrías efusivas.


 Cuatro frases por encima del riachuelo:
                 -Una gozada ¿verdad?
                 -Una maravilla. Para privilegiadas.
                 -Que sigáis disfrutando.
                 -Y tú.

Un poco más lejos, con la otra caminante, dos simples "¡Hola!"
E intercambio de sonrisas de oreja a oreja, aún más elocuentes si cabe.


Hace unos días, los enebros empezaban (muy temprano este año) a soltar su polen dorado, incordio tenaz de alérgicos o amas de casa con trapo de lucha diaria... e inútil.
Ahora, tumbada en el suelo, (resultado de una "culada" sin importancia, amortiguada cariñosamente por la nieve), se me escapa una carcajada
y se me cae encima polen blanco que recibo, como los niños, con la boca abierta.


De vuelta, no queda más que un coche (el mío) en la plaza-fondo de saco.
Y las huellas de la gente civilizada-a-la-fuerza que se ha ido a trabajar o a llevar a los niños al cole, un poco más tarde de lo habitual.
No han podido, como yo, privilegiada-asilvestrada, disfrutar de la llamada de la nieve que decidió caer en lunes laborable, pero no lo suficiente como para entorpecer el tráfico... ni servirles de pretexto-disculpa-coartada.


Para ellos mi pompita blanca de hoy.

                   ... ¿quién dijo que el color blanco no tiene matices?...
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martes, 13 de enero de 2015

viernes, 9 de enero de 2015

Sin título

 

Dice la gente que...

Si naces fuera del tiempo,
la culpa es de la luna.
Si tu árbol crece torcido,
la culpa es de la luna.
Si tu vecino te mira mal
la culpa es de la luna.
Si te muerde un vámpiro,
la culpa es de la luna.
Si te ahogan las mareas,
la culpa es de la luna.

"Pobre luna, pobre luna"
piensa el triste poeta.
"Blanca luna, bella luna
enganchada en la rama...
Bella luna, escucha,
escúchame, luna mía:
Despierta el viento
del corazón el amor
y el columpio oscila
gracias a ti...
Gracias luna, bella luna.
Guía pétalos el alba
y vuelan las margaritas
de las rimas
gracias a ti..."
"Gracias luna, bella luna" susurra el poeta.
"Gracias luna, gracias a ti"

****************

Y por suspirar como él,
con sus ventanas abiertas
miriadas de soñadores
y sus almas desnudas,
con las estrellas tiritan.

Como estrellas tiritan...
Tiritan y se enfrían,
Trece veces estornudan,
se enfrían, estornudan,
estornudan y moquean,
moquean y se mosquean,
se mosquean y lloran.
Y cerrando la ventana,
dicen como la gente:
"La culpa es de la luna."
                                         Y la luna, pensativa,
                                         perfumada de jaras
                                         por la persiana musita:
                                         " De las gentes son las culpas."

¡ Atchís !

(bella luna, luna llena, hermosa luna, perdona. Perdona mis estornudos y este pobre poema)

........................

De vez en cuando leo y/o participo en un foro de jardinería donde de forma cíclica surge el tema de la "influencia sí" o la "influencia no" de la luna en nuestra vida cotidiana o sobre los cultivos, cada "bando" enfrentado, sin querer transigir, ni querer compaginar sus dos conocimientos, sus creencias. Posturas duras, insultos incluso, vergonzosos, bochornosos.
Cada uno convencido de llevar la razón absoluta.
Intolerancia mutua. Falta de respeto mutuo.

Nunca pensé, hace ya unos días, cuando escribí este a modo de poema, que se me borraría la sonrisa que me provocan a veces estos extremismos en unas (en este caso) insignificantes ideas encontradas, ni que, admirando la luna llenándose en la noche del día 1, de vuelta de celebrar la llegada del año nuevo que siempre ilusiona, mis estornudos repetidos se transformarían en resfriado pertinaz primero y luego en repulsa por la falta de respeto de toda clase por las ideas del otro.
Sea cual sea el otro.

La luna llena o creciente es de todos y no es de nadie.

Y por mucho que mengue a veces en mi ánimo,
quiero conservarme su belleza, su poesía.
No por defender mi libertad de expresión ni mis credos (o no sólo por eso), sino por defender mi derecho a la utopia y a soñar.

A pesar de todo.Y de todos.

.* Gracias Jara por inspirarme para redondear mi luna. 
    No es coincidencia ;)
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miércoles, 7 de enero de 2015

Coctel explosivo

Dije ayer: "Me gusta Enero" 
Digo siempre: "Me gusta el 7"

Y digo a menudo:
              "Mi libertad termina donde empieza la de los demás"

Y hoy también me pregunto:
 ¿Cuales son los ingredientes de este coctel?
¿Cual es el ingrediente común?
¿Dónde está el límite en el consumo?
 
Diferencias, antagonismo, fanatismo, falta de respeto...
Libertad de expresión, sentido del humor, ironía, falta de respeto...


Y nada más que añadir para obtener un coctel de DOLOR
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martes, 6 de enero de 2015

Papá Noël 1 - Reyes 0


Retransmitiendo desde el mismo césped:

Este año, como viene siendo habitual, Papá Noël volvió a ganar el tradicional partido de la temporada contra el equipo de los otros tres barbudos con el marcador final de:
                       Papá Noël 1 - Reyes 0
Partido que no puede tener otro resultado en esta casa mía
medio "bleu-blanc-rouge" donde Papá Noël ha gozado siempre de preferencia. (fue mi primer amor, creo que lo dije en alguna parte. Y a pesar de formar parte de la familia desde siempre, nunca lo había retratado. Hasta hoy.)

Volviendo al partido, tengo que aclarar también que les cogieron algo de manía mis hijos a los reyes por su tardanza en llegar cada año y presentarse siempre en vísperas de vuelta al cole (entre otras muchas razones posteriores).
Vamos... que jugando en mi casa, tienen todas las de perder.
Lo siento por sus seguidores.

Y como, despechados, los tres perdedores pasaron de largo para repartir lo que se les pedía en otros sitios (y de paso darle a las copitas de anís y a la zambomba), quedaron sueltos y sin adornos sus dromedarios (que como se sabe son animales sobrios y resistentes a pesar de... algo jorobados).
Y se pasearon los animalitos por mi barrio antes de volver al zoológico-ilógico donde los tienen encerrados (pobrecitos) el resto del año.

Los oí anoche: estaban trasteando en el salón: desde que los niños de esta casa han crecido y ya no se dejan engañar por bellos discursos, pues ya no se cantan villancicos al uso y la noche es de silencio, de paz auténtica (salvo por algunos petardos lejanos en el pueblo: ningún pueblo es perfecto...)

Y en el silencio de la noche, yo los oí, os lo aseguro.
Y como estos animalitos sí saben lo que nos hace falta, aparte de traernos unos regalos acertados, se liaron a mordisco limpio con el único mes del calendario que consta de 37 días: 
Diciembre. Que siempre se alarga hasta hoy.

Y ramoneando, ramoneando...
le quitaron la D de "Demasiado"
la C de "¿¿¿ Cómo???"
la M de "Más de lo mismo"
la B de "¡¡¡ Basta !!!"
Nos dejaron la R de Risas y la E de Energía.

Son buena gente los dromedarios ¿verdad? (se ruega no confundirlos con los camellos, por favor)
(de diciembre les pedí salvar también
las Íes de las Ilusiones porque si no han servido para la lotería
sirven para el sorteo de cada mes del calendario.)

Nosotros, en la última reunión de festejo familiar de esta tarde
a la E de Energía le añadiremos por nuestra cuenta
  la N del norte de la brújula para seguir navegando a pesar de la negrura, mirando la inmensidad del cielo, de la tierra y del mar
otra E, la de la Esperanza  
y la R de Risas-a-pesar-de-todo
y la O de "¡Ojalá!" (¡Ojalá! lo tuyo, lo mío, lo de cada uno)

Diciembre se transformará en ENERO.

Y como el estómago tiene memoria y no puede (ni quiere) desprenderse de sus recuerdos infantiles, tendremos más Oes:
las Oes del ROscÓn caserO
y sus muchas sOrpresas bOnitas que sOn siempre bienvenidas también para compartirlas con cariñO.



Diciembre se transformó en ENERO.

¡Disfrutad del mes y conservad unas ilusiones, unas risas
y mucha energía para todo el año que empieza hoy!
Yo lo voy a intentar. Enero es un mes que me gusta.
Desde siempre. :)

Pompita con sabor a roscón.

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