Cuenta la leyenda china de dos jóvenes enamorados que sólo se veían en el septimo cielo del septimo mes lunar; así lo decían los cuentos: en el Doble Siete.
Él se llamaba Niu Lang y era pastor y ella se llamaba Zhi Un y era un hada que tejía las nubes del cielo.
Nui Lang y Zhi Un se enamoraron, se casaron a escondidas, tuvieron dos hijos y vivieron felices... hasta que un día la Diosa del Cielo se percató de su engaño:
¡Un mortal y un hada no podían casarse! dijo ella enfadadísima.
Su condena fue tremenda: se les separó, uno a cada lado del río de plata de la Vía Láctea que la diosa, por su malvada habilidad, había abierto con una de sus horquillas entre los dos enamorados.
Tal y como el Emperador de Jade lo había expresado, conmovido por la sinceridad de su amor, sólo podrían verse cuando Altaír y Vega se elevan en el cielo a cada lado de la Vía Láctea.