martes, 9 de agosto de 2011

Las tumbonas nuevas y... el melonero

¡Por fín! Despues de varios intentos, ya tenemos tumbonas nuevas para disfrutar despues de la piscina.

Son ideales, con sus 6 posiciones progresivas: una para leer, otra para charlar, otra para soñar mirando el cielo, otra para dejarse acariciar por el sol ( los ojos al abrigo de la cortina anaranjada de los párpados), otra para caer en la tentación de una media siesta, otra para tumbarse, tipo lagarto, boca abajo,  y caer en la tentación de una siesta entera...

Son fuertes, de un color discreto, con tela... ( no recuerdo lo que ponían en la etiqueta)... tela que no guarda la humedad y resiste años de sol intenso ( espero que no me hayan engañado, no me gustaría tener que irme otra vez de "excursiones" en busca de la tumbona ideal, dentro de pocos años...y volver a gastarme ... lo que me gaste: una burrada)

Las colocamos, a pocos metros del agua : una al sol y la otra a la sombra, una mirando hacia el oeste y la otra ha cia el este (cada uno tiene sus manías ... y en eso de las tumbonas también.). Sonreímos.
Nos instalamos, disfrutando anticipadamente de una tarde de tranquilidad y lectura y modorra ( ventajas de quedarse en casa en agosto)
Nos sonreímos y cada uno se enfrasca en su libro.

Cantos de pájaros... vuelo de las golondrinas que, como todas las tardes, vienen a beber ahora que hemos salido del agua... risas lejanas de niños jugando al balón en la pradera... un perro ladrando sin convicción, unas calles más allá, lejos... Modorra...

..... Y ¡de repente, esta burbuja de paz estalla!

"¡El melonero! ¡Oiga! ¡El melonero! ¡Melones de Villaconejos! ¡El melonero a la puerta de su casa!¡El melonero! ¡Oiga!"

Y así durante diez minutos o más.... el paso del tiempo es muy subjetivo...

La furgoneta pasea su altavoz por las calles de la urbanización...... como todos los veranos.
Por el sonido, nos entretenemos en apostar por qué calle andará: conocemos su recorrido y sus pausas de silencio más o menos largas, que dependen del estado de la despensa de nuestros vecinos... Hoy, poca gente quiere melón: los silencios son pocos...
Ya está cerca e insistente... da la vuelta por la plaza .... y se aleja.... Cada "¡El melonero! ¡Oiga!..." baja de intensidad....

Sonreímos e intentamos volver al punto mágico donde estábamos...




Pero se rompió el encanto... Se ha levantado algo de aire, las golondrinas han desaparecido, una nube viajera se acerca, se interpone entre el sol y mi tumbona, he perdido mi página y ni me acuerdo de por dónde andaban los protagonistas de mi libro.

Te pasa lo mismo y te levantas ...
-"¿Quieres tomar algo?"
-"Sí... Algo de fruta si me haces el favor"
Vuelves con un vaso de zumo de tetrabrick.
-"Es que, como llevamos dos días sin salir de casa, casi no queda fruta: un par de melocotones poco maduros y poco más..."
Rompemos a reír - "¡Podríamos haber comprado melones!"

La próxima vez que venga el melonero, mis vecinos disfrutarán de unos momentos de silencio.
No sé si han comprado tumbonas nuevas...

7 comentarios:

  1. Sé de esa paz.
    Y de esas golondrinas que vienen a beber todas las tardes...y a bañarse, que salpican y todo.
    Pero aquí no hay melonero ( y no lo echo de menos) y los melocotones , peras y manzanas, voy a buscarlos al árbol y mis dientes se meten en su carne...el zumo se me escapa por las comisuras.

    ResponderEliminar
  2. Y a mí, se me escapa la baba de envidia al leerte :-D pero esta tierra que tenemos no da para frutales :-( sólo jaras y enebros cuyo olor con el calor... alimenta la pituitaria.

    Y al melonero... se le echa de más con su modernidad del altavoz pero al afilador que acaba de pasar, le agradecemos la musiquilla aunque su arte... no nos acabe de convencer. Pero forman parte del ambiente del verano y creo que si algún día dejan de venir, les echaremos en falta... a pesar de todo. Nostalgias...

    ResponderEliminar
  3. Perdona mi intromisión, vengo de la casa de María Jesús Paradela, que, como me inspira tanta confianza, he pensado: "seguro, seguro que sus amigos son como ella". Y no me he equivocado; ¡cómo he disfrutado de este relato de tumbonas, pájaros y melones! Por cierto, aquí también viene el melonero.
    Si no te importa, vendré de vez en cuando. Ha sido un placer.

    ResponderEliminar
  4. Mercedes, nada que perdonar, al contrario, agradecer tu visita por esta casa sin puertas. Vuelve cuando quieras. :-D Un abrazo.
    PS Me voy a cotillear la tuya ;)

    ResponderEliminar
  5. Muchas gracias por tu comentario en mi blog el otro día, Framboise! Me he pasado por aquí, y tengo que decirte que tienes un blog encantador, con ese título tan evocador...

    Recuerdos!

    ResponderEliminar
  6. ¡hola LuCía! Pues, ya sabes: cuando quieras o bien entre tus pilas de libros o bien ... sentadas en una tumbona de pompas de jabón :D, intercambiaremos libros y vivencias.
    Un abrazote.:)

    PS algo sobre una C te contaré.... bueno una Ç en mi caso.

    ResponderEliminar