Cuando los muchos años pesan en el cuerpo, cuando los dolores se instalan en cada articulación para no moverse de allí, cuando las piernas ya no pueden disfrutar pateando, inquisitivas, las tiendas del barrio o de más lejos, cuando la mente tiene a la tecnología como una barrera entre generaciones, cuando el presupuesto no se puede estirar más siendo su pensión tan escueta y sus nietos y bisnietos tantos...
¿Qué hacen las abuelas para seguir agasajando con cariño a los retoños de sus propios hijos como lo han hecho toda la vida?...
Ni los ojos cansados ni los hombros agarrotados pueden ya tejer jerseys o coser vestidos para abrigar cuerpos tan grandes.
Ni sus conocimientos sirven para comprar libros para mujeres y hombres de lecturas tan insospechadas para ellas.
¿Qué hacen?...
Pues hacen lo que sus manos algo torpes pero aún inquietas las dejan hacer todavía para participar en el cumpleaños. Aunque no les quede muy claro el número ya alcanzado por el chico o la chica del día especial. Son nueve nietos y cuatro bisnietos (más otro en camino) cuyos nombres y fechas se mezclan a veces.
¿Qué hace...?
Hace lo que sus nietos todos le agradecen con mimos emocionados y alaban con una frase redonda e inapelable:
"Como las rosquillas de la Abuela, ninguna."
Sabéis que me gusta compartir recetas con vosotros pero... lo siento, hoy no puedo. Hoy, no hay receta.
Primero porque cada familia tiene Su receta que es la mejor por supuesto. Y seguro que tenéis la vuestra. ¿verdad?
Y luego porque, si bien conseguí hace unos meses sacarle, casi a traición, a mi suegri, a la Abu de mis hijos y sobrinos, su receta tan celosamente guardada durante años (siempre dada por supuesto pero omitiendo pícaramente el ingrediente-truco secreto que las hace únicas), me vais a perdonar pero no puedo disponer de una parte de la herencia de mis hijos y sus primos.
¿Me entendéis, verdad?
Sólo deciros que son las mejores del mundo mundial, sin duda alguna.
Es que... "Como las rosquillas de la Abuela, ninguna."
.
GENIAL!!!!, digo más y válgame Dios, se entiende eso del secreto que va pasando sólo de madres a hijas: mi suegra, que hace unos rollitos al limón muy parecidos a esos de la foto, ha hecho lo propio con las cinco hijas y yo, que veo cómo los hace Mari, doy fe que, además de los ingredientes que podrías ver en cualquier receta, hay ciertos elementos que, o se saben o no te van a salir en la vida, jajajajajaja...
ResponderEliminarUn besazo!!!
Valaf ;) por eso lo de : "El secreto no está en la masa sino en quién amasa y cómo y por qué y para quién"
EliminarÉse es el truqui-truqui de cada receta.
Besotes!!
Y además qué ricas estaban esas rosquillas de la abuela, tenía un sabor distinto a las de ahora.
ResponderEliminarUn beso.
Sí María, muy ricas por su sabor a infancia y a cariño.
EliminarBeso y sonrisa :)
No os compliquéis, amigos. Los ingredientes son siempre iguales o muy parecidos, el truco consiste en que cada abuela tiene en su faltriquera los polvos mágicos que las hacen grandes chefs: el amor que le tienen a sus nietos.
ResponderEliminarY eso, que las hacen diferentes,es lo que notamos al morder esas rosquillas.
O lo que es lo mismo: no hay trucos, hay amor.
Un abrazo.
Juan :) se ve quién es abuelo y ha comprobado las recetas con todos sus ingredientes en los ojos de la cocinera ;)
EliminarUn abrazote grande :)
Me ha enternecido esta entrada, que huele a dulzura extrema. Igual, aunque dieras la receta, nada sabe como las preparaciones de una abuela. Tal vez, dentro de algunos años, nuestros nietos opinen lo mismo... Qué más quisiera yo!
ResponderEliminarImagino lo que habrán disfrutado de esas delicias!
Dulces besos!
Gaby*
En efecto Gaby* :) Yo recuerdo muy nítidamente los platitos exquisitos que preparaban mis abuelas (aunque una se fue siendo yo muy pequeña su nombre está muy pegado al olor del caramelo de sus natillas :)
EliminarEn cuanto a nuestros nietos... el día que yo los tenga espero que se acuerden de mí por mi soufflé de queso (entre otras cosas) jajaja
Abrazo, abrazo.
El truco es el cariño que cada abuela pone en lo que hace. Yo, abuela ya, sé muy bien que no hay secretos.
ResponderEliminarMariajesús :), tú sí que sabes, entre tus artes de cocinera y tu título de abuelita, todos los trucos de cada plato. Estoy bien segura de ello.
EliminarUn abrazo de aprendiz.
Como yo no conocí a ninguna de mis abuelas que me las cocinara ¿me puedes pasar las rosquillas "frustradas", esas que aparecen en la foto con dos puntas? Son mis favoritas, con su principio y su fin. Y si no, pásame de las otras, todas tienen una pinta buenísima ¡Pero pásame alguna, pordiós!
ResponderEliminarSiento que no hayas conocido a tus abuelas, es una pena :((
EliminarY... que "no tienes abuela"... ya lo sabía ;) :D
No son rosquillas frustradas, Diego: son rosquillas que de tan delicadas y tan frágiles se han roto en el transporte pero son igual de sabrosas que las otras.
No conocía esta faceta tuya de ¡¡goloso!! :D
Veré lo que puedo hacer... Pero yo no soy abuela, con lo cual todavía no me salen igual. A lo mejor... tú, que sí eres abuelico, podrías intentarlo... en el microndas de tus amores :D :D
Besico redondito como una rosquilla.
Bueno, bueno, bueno. Me lo llevo todo.
ResponderEliminarLa ternura hacia la abu y el aroma de esas deliciosas rosquillas y todos los secretos-nosecretos de los abuelos y abuelas que han pasado antes que yo por aquí. Me lo creo todo, porque todo me parece absolutamente válido. Estoy convencida de la existencia del ingrediente secreto y convencida de que el mejor ingrediente aportado por abuelas y madres en sus recetas es el cariño que ponen en ellas, el trabajo bien hecho, a conciencia, la sabiduría que da la experiencia. Todos esos ingredientes hacen que las rosquillas de cada abuela sean las mejores del mundo mundial. ¡Claro que sí!
¡Besos para las abu!
:D Bueno, bueno, bueno ¡qué acaparadora y golosa! :D:D
EliminarSabiduría y cariño y cariño y sabiduría, a partes iguales, tienes toda la razón, Jara.
¿besos para las abu?... ¿sólo para las abu?...:((
Y yo ¿qué? Buaaaaa...
¡¡Perdón, perdón!! La verdad es que mi plural pretendía incluirte en el término. Supongo que al incluir a los bisnietos yo te he hecho abuela por mi cuenta y riesgo. Siento el lapsus y por supuesto hay besos también para las mamis ¡faltaría más!
Eliminar:D ¡Ah! Bueno :D
EliminarÚltimas noticias, desafortunadamente, ya tampoco puede hacer las maravillosas rosquillas.
ResponderEliminar¡Una pena!
Besos.
Viento de lebeche
... Sí... una pena. :(
EliminarPero con rosquillas o sin ellas, su cariño hacia sus nietos es el mismo.
Y la frase de ellos, perdurará.
Y la abuela siguiente ( ;) ) seguirá con la tradición familiar ¿verdad?
Besos, Vientecillo de lebeche.
Mmmmm....¡ Qué ricas y, que bien huelen !
ResponderEliminarLas recetas de familia, son comos sus secretos....Deben guardarse en la memoria y solo compartirse entre sus miembros.
Felicidades a las abuelas que miman y transmiten su sabiduría a sus nietos .
Besos amiga
Pues sí, Lucía ;) Ricas como ninguna.
EliminarY con olor familiar muy dulce, sinónimo de fiesta.
Besos, guapa. :)
;))) Framboise, te cuento que los famosos 'rollitos' se me empalagan de tanto que los hizo mi madre cuando éramos niñas...jaja.
ResponderEliminarAhora los hago por 'mis niños' y, aunque ellos se chupan los dedos...Me da que más me los chupo yo cuando mi suegra hace tarta de manzana...¡¡Le sale exquisita!!...;P
B7s
:) Rollitos al limón o tarta de manzana, hay que cuidar esas recetas.
EliminarLo admitamos o no, nuestro estómago también tiene memoria y le gusta que lo mimemos. Y a nuestra gente también le gusta que los mimemos al transmitirles lo que nos hace felices a todos. ;)
B7s con sabores mezclados, Mari :)
Mira que eres bonita Fran :) me has hecho, como siempre sonreír. Al ir leyendo el primer párrafo pensaba en mi abuela, que se mantiene eternamente joven, con su facebook, su twitter, su whatsapp y tejiendo y cocinando para nosotros como siempre, no hay quien la pare! Pero ay, el día que su cuerpo no pueda más, no sé cómo reaccionará, su mente no puede estarse quieta :(
ResponderEliminarMe ha encantado lo que has escrito, y la pinta que tienen esas rosquillas... Espero que te comieras más de una :) Un abrazo enorme y gracias por compartir como siempre estos momentos tan hogareños con nosotros, es un placer.
Me alegra hacerte sonreír, Patricia :) Y me imagino que disfrutas con esta abuela marchosa que tienes. Mímala.
Eliminar¿Cómo reaccionará?... con este espíritu que describes, supongo que con más energía todavía, canalizada de otra forma.
No porque el pájaro esté enjaulado, deja de cantar. ¿no? ;)
Besotes y besotes... y un par de cajas de rosquillas :)
Pero luego no te me vengas a quejar que kilitos de más o volver a merendar :D