Las pompas de jabón... infancia, belleza de las cosas efímeras que sin embargo no olvidamos, sentimientos, cosas impalpables sin las cuales no seriamos nadie.
martes, 30 de octubre de 2012
Joyas de sirena
Aquella noche, una sirena de ojos verdes soñaba indolente entre las olas, en las proximidades de la playa; allí, justo donde las medusas se retiran a dormir y donde las estrellas del cielo bajan a beber.
Sus hermanas se estaban preparando para la Fiesta de la Madrugada de Venus, probándose peinados y eligiendo adornos entre los tesoros del cofre de la cueva.
Pero la sirena de ojos verdes no gustaba del alboroto ni de las peleas para hacerse con lo que a las otras les atraía tanto: collares de oro, pendientes de plata o chales de seda blanca, restos del botín del barco hundido.
Ella prefería que las estrellas de mar sujetaran sus rizos negros o las algas se posaran en sus hombros a modo de estola. No le entusiasmaban las fiestas ruidosas y prefería pasear entre olas, mirando el cielo.
Estaba absorta, contemplando la luna llena, cuando de repente vio caer millares de lucecitas verdes y anaranjadas, muy brillantes. Al recoger algunas de estas chispitas que rebotaban sobre la espuma de las olas antes de apagarse, le sorprendió su tacto suave y cálido. Cálido como si estuviesen vivas.
Y estaban vivas: oía sus carcajadas cristalinas.
Maravillada, se quedó largo rato viéndolas caer en el mar como gotas de lluvia que la rodeaban de luz tenue. Y comprobó que al tocar el agua, unas se tornaban perfectas, semejantes a las perlas que la luna regalaba a veces a las ostras; y otras se disolvían, tiñendo su piel blanca con suaves reflejos de coral y perfumándola de bergamota.
Algunas se quedaron prendidas en su pelo dibujando una diadema. Otras adornando sus muñecas con pulseras irisadas y sus orejas con pendientes diminutos.
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A día siguiente, una niña encontró la playa salpicada de trocitos de cristal pulidos por las olas y gritó maravillada:
- "¡Mira, Abuela! ¡Te lo dije! Las vi caer del cielo anoche!"
- "¿El qué, hija?" preguntó la abuela.
- "¡Las joyas de las sirenas! ¡Las que el cielo les regala! ¡Te lo conté ya otras veces!"
- "...Sí... son bonitos estos cristalitos de colores... ¿Sabes que el mar los fabrica tirando botellas contra las rocas y que luego los pulen las mareas?"
- "¡Qué no, Abuela! No te enteras... son las joyas que los duendes del cielo regalan a las sirenas para la fiesta de cada año. El mar les regala conchas... ¡Mira! Como éstas."
La abuela sonríe mirando a la niña.
La niña también sonríe; mirando el cielo en busca de los duendes.
Y al cabo de un rato, pregunta:
- " Abuela ¿vamos a comprar helado de chocolate con menta para merendar...? Es que les gusta a los duendes de Venus... Y luego, me sigues explicando lo de los planetas ¿vale? "
- " Pues... vamos." contesta la abuela, bastante desconcertada.
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Pompita para quien me inspiró esta historia.
"... era más divertido en aquel entonces imaginar que eran piedras preciosas que habían perdido las sirenas. Y las piedrecillas de caracol, algún tipo de perla rara..."
PS. ¡Mirad el cielo! Desde ayer tenemos luna llena...
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La historia es ENCANTADORA. De encanto, de encantamiento, de magia, y no diré que de fantasía porque...quizá no lo sea (es que ahora escribe este comment el niño, y ese siempre mira hacia arriba viendo como danzan las estrellas)
ResponderEliminarLa abuelita mira a la niña y la niña mira al cielo, es decir, las dos miran hacia el lado azul celeste de la existencia. Ep, que me ha gustado mucho!!
Un beso
Me gusta contar historias para niños o para "desadulterados", adultos que saben mirar con ojos de niños. (esto también me lo sopló "elena-de-los-pecados-veniales"... espero que no me demande por "robarle" el palabro jeje)
ResponderEliminarUn beso
Creo que a partir de ahora cuando pasee por la playa buscaré las joyas que pierden las sirenas y miraré al cielo para ver si las veo caer en vez de recoger pedazos de cristal pulido y conchas.
ResponderEliminarQue bien me viene pasar por aquí para darme cuenta de que hay que ser un poco mas niña y menos adulta
Besos
Buen consejo. Sí, hay luna llena.
ResponderEliminar¿Una confesión?...;)
ResponderEliminarDe pequeña hablaba con pequeñas hadas que habitaban las flores que mi madre cuidaba en el balcón. De mis cinco hermanas, dos de ellas decían verlas y las otras dos nos trataban de brujitas...jaja.
PD: Todavía hoy, cuando llueve, las veo en mi terraza...;)
¡Me ha encantado tu cuento, es precioso!
B7s
El plenilunio fue ayer a las 20:50. A partir de ese momento, lo que tenemos es...luna menguante. ;)
ResponderEliminarBesos.
Jara, recuerda que tienes que pasear de noche en la playa si quieres verlas caer del cielo ;) sino, no funciona... :)
ResponderEliminarSon cosas que hacen que la vida valga la pena... ¿dónde se han escondido las tuyas? ;)
Besos
mariajesús... un abrazo grande para ti. Grande.
Mari, :) ¡cinco brujas! ¡qué bien lo debiste de pasar! (en voz bajita para que no se entere nadie... yo guardaba caracoles vivos en una caja de zapatos debajo de mi cama y hablaba con ellos pero no entendía porque desaparecían al día siguiente... siempre he sospechado que "alguien" armada de mopa y fregona les ayudaba a escapar jaja)
B7s, brujita!
Ignacio jajaja ¡poeta! también te voy a tener que regalar unas gafas-especiales-para-leer-cuentos-de-duendes. Vas a terminar con una colección de gafas que ni Elton John jajaja
Besos de luna menos llena (se la están comiendo los ratones un poquito cada noche jajaja)
No sé si soy adulta,"desadulterada"o niña...es que...a veces...pero sí se que pasar por aquí me quita el serio equipaje...ese que llevan los que perdieron la niñez.Gracias
ResponderEliminarbesos con pegote de gominolas...
Framboise, la respuesta a tu pregunta está desde hace un ratito en mi blog. Cada vez que lo pienso vuelvo a enfadarme.
ResponderEliminarY seguiré tu consejo. Pasearé de noche para verlas caer y de día para recogerlas.
Mabel, amiga "desadulterada", me alegra quitarte "el serio equipaje" de vez en cuando. :)
ResponderEliminar¿Con pegote de gominolas?... ¡No me digas que...! Ya hablamos ;)
Jara :) no te enfades: si supieras la de veces que me ha pasado... lo que me imagino que te ha pasado :D
ah! de noche y con luna llena, no lo olvides ;)
Besotes para las dos.
Te cuento... cuando era pequeña iba con mis padres a una suerte de pantano donde podías encontrar trozos de cristal que, derretidos y golpeados, me parecían estrellas de colores caídas del cielo. Conservo un par como si realmente fuera trozos de estrella, son un tesoro para mí.
ResponderEliminarMe has hecho sonreir hoy
Besos
Es que los "desadulterados" somos unos sentimentales... En este montón de "joyas" de mi primera foto hay cosas y cositas de hace... años ;)
ResponderEliminarBesos y sonrisas para ti :)
En mi zona hay muchísimas caracolas, bastante llamativas... si un día quieres tener una joya más, no dudes en decírmelo. Sin aspirar a que tenga valor como las que enseñas, simplemente.. porque sí.
EliminarUn beso
¿Serán juegos de las brujas de esta noche?
Eliminar"¿Truco o trato?"
No sé... pero ví tu comentario en mi correo... no estaba aquí... te respondí abajo... y luego apareces aquí :D:D ¡qué mareo!
Muchas gracias y un beso ;)
Dios mío...
ResponderEliminarGracias Framboise, no sabía que las piedrecitas transparentes dieran para tanto. Un relato absolutamente evocador, no sabes hasta qué punto.
Ah, y guárdame el secreto. Todavía tengo un frasco de cristal, lleno de "esas joyas" que fui recopilando durante años, está en un rincón de mi despacho.
Un beso.
Un frasco de cristal lleno de joyas de sirena...
ResponderEliminar¡qué bien "desadulterada"!
Por cierto, gracias por la palabrita ;)
Un beso :)
Usease, es decir, estooo... ¿los cristalillos que me clavo en los pinreles cuando voy buscando gambusinos por el borde de la playa son las joyas de las estrellas? Bueno es saberlo, recogeré un puñaíco para regalártelo cuando vuelvas a caminar comme il faut. Me gusta la Framboise-niña-poeta :)
ResponderEliminar:D Son joyas de sirenas, qué no te enteras :D
ResponderEliminarGracias anticipadas por el regalo... ¿me traerás también un gamusino? porfi, porfi :D:D:D
Besote de no-sé-qué-ángulo... bueno, tú lo sabes ;)
Cuento encantador y personajes llenos de magia. En cuanto al escenario, tu ya sabes... mi preferido.
ResponderEliminarBesos de lucecitas verdes y anaranjadas.
Viento de lebeche
Viento de lebeche, ¿has visto cómo han vuelto los duendes? ;)
ResponderEliminarBesos hacia tu escenario (¿cómo va el ensayo general?...)
Mientrasleo... duendes juguetones tengo en el "cacharrito" hoy y tu mensaje, si bien lo veo en correo, no aparece aquí :D:D pero... ¡de acuerdo! me encantan los "porque sí" ;) Gracias.
Besos para las dos. :)
Las joyas son mucho mejores que las joyas que cuestan dinero, son joyas que la naturaleza nos regala para que nos sintamos como sirenas. Precioso cuento.
ResponderEliminarBESICOS.
¡Cuánta razón tienes, ana! Las joyas de la naturaleza son únicas. Y cada estación nos brinda las suyas: ahora tenemos los multiples matices de las nubes o las hojas para sentirnos especiales.
ResponderEliminarBesicos vuelan hacia Jaén. :)
Dejame a dónde en el mail me, para que nadie lo vea, o una dirección d correo :)
ResponderEliminar¡Hola! Acabo de desadulterarme hace un ratito para pasar por aquí. He recogido unas cuantas joyas de sirena de tu arena. ¿Me las prestas para que me acompañen esta noche? Te prometo que mañana te las devuelvo antes de que den las 12. No quisiera que tus sirenas las echasen en falta.
ResponderEliminarDespués, me daré una vuelta por tu Venus, ya sabes, el helado de menta con chocolate...
Estoy pensando si merece la pena volver a adulterarse... No sé... Ya veremos.
¡Besazos, Framboise!
Mentrasleo... ;) Un beso.
ResponderEliminarRomán, sólo con tu afición al helado de chocolate con menta o vice versa, ya te has ganado el pasaporte a Venus :D
En cuanto a las joyas de las sirenas, pues es un asunto entre ellas y tú.
Ser adulto está bien si no te olvides de desadulterarte un momentito cada día... imprescindible para conservar la salud mental, como un... cepillarse los dientes cada noche. :)
Un beso