martes, 18 de septiembre de 2012

Curiosa relación


Desde que cayó dentro del coche y pasó varios días allí, escondido debajo del asiento y en silencio, lo tengo atado con una correa a la idem del bolso como un perrito y me acompaña siempre que salgo de casa.
He vivido muy a gusto sin él durante años y resulta que desde hace años también, está siempre conmigo.
Bueno... en realidad, muchas veces dormita en mi bolso (el que sea: soy bolso-adicta), olvidado o sin batería. (eso lo saben tan bien mis hijos que cuando quieren hablar conmigo, primero llaman a su padre)
Puedo pasar días sin hacerle caso ni echarle una mirada y otros...a todas horas.
Pero forma parte del "kit" de las cosas imprescindibles que están siempre en mi bolso, como la cartera y el cuadernito naranja de mis apuntes de divagar, el cepillo del pelo y el pintalabios, las llaves y el tabaco... (bueno, la lista es larga: mis bolsos son grandes y parecidos al de Mary Poppins)

Es normalito, sin jueguecitos. Llamo yo "jueguecitos" a las muchas cosas complementarias que aparentemente ahora son imprescindibles también para vivir (¿?) en sociedad.
No soy pro-tecnología punta, qué se le va a hacer...
No es una prolongación de mi mano como lo es para otras gentes que me rodean; no lo tengo pegado (injertado más bien) al cuerpo como otros que me sé...

Hablo poco con él. Pero en él escribo, de todo un poco: títulos de libros, medidas de cosas que tengo que comprar, citas importantes... cosas así. Cosas que luego muchas veces ni me acuerdo de consultar. Soy un desastre con el móvil.

Escribo mensajes también (al fin y al cabo se inventó para esto, creo: comunicarse con otras personas que no están cerca)... mensajes que por despiste alguna vez que otra, mando al destinatario equivocado con las risas que esto provoca.
Y como soy una sentimental sin remedio, me cuesta borrar mensajes recibidos, antiguos, cariñosos o divertidos.
¡Con lo bonito que era guardar cartas y postales, con su lacito... !

Como soy torpe y algo (bastante) alérgica a la tecnología, no sé utilizar todas las posibilidades que me brinda... ni me preocupa mucho investigarlo, sinceramente. Además, cada vez que lo he intentado, lo he cabreado y se ha vuelto loco... y yo también. Por ejemplo, creo que no he mandado más que unas pocas fotos y de foto en foto, nunca estoy segura de recordar cómo se hace. Ya lo sé... es muy fácil pero... soy así de torpe.

Sin embargo, tengo que reconocer que me gustan sus musiquitas que, cuando suenan, me evocan rostros. Sonidos que varían, desde compases romanticones o burlones a maullidos de gato o cantos de pájaros o lo que sea, dependiendo de la gente.
Y cuando suena la de los mensajes, me avisan en casa: "¡Una lechuza!" (sí... la de Harry Potter... soy así... qué se le va a hacer... me gustan las lechuzas y la magia)

Pero a veces es incordioso el pobrecito: como por ejemplo, cuando pretendo echarme una siesta y se pone a cantar a voz en grito sin parar y enciman se equivocan y preguntan por Pili y no quieren admitir que "se ha equivocado al marcar, no me llamo Pili y este número es el mío, se lo aseguro"
Porque encima insisten dos o tres veces en busca de la tal Pili.
Creo que la próxima vez contestaré:
 " Soy yo... ¿mi voz?.. ah! es que estoy resfriada... Cuéntame..."  y me entero de sus secretitos. Jeje.
o "No se preocupe, le daré el recado a Pili en cuanto la vea." Y ¡qué se fastidie la tal Pili!
o " Pili me ha pedido que le diga que no quiere saber nada de usted y que ha cambiado de móvil." Bueno... eso, no... Sería maldad pura y dura...
Bueno... mi grado de maldad dependerá del insomnio de la noche anterior y de la necesidad de siesta que tenga.
Mejor apagarlo ¿no?... Pero ...¿y si me llaman? ¿y si es urgente?...

También es incordioso cuando suena en mitad de una conversación y estoy como un pato mareado sin saber a quien atender primero, y al final, contesto al móvil que me pone nerviosa, olvidando ser educada y preguntar "¿ me disculpas?..." o cuando suena y me pone nerviosa otra vez porque estoy conduciendo y pensando "¿será importante? ¿y dónde aparco yo, aquí, en la autopista?..." .

Por eso lo tengo muchas veces silenciado... corriendo el riesgo de olvidar darle voz de nuevo y tener que oír luego quejas del tipo:"¡Hija! no sé para qué tienes móvil: es imposible hablar contigo."

Y yo pienso: "Ya sé que llevamos años con él pero ¿cómo hacíamos para comunicarnos antes de este chisme? ¿cómo hacíamos para quedar con alguién? ¿cómo hacíamos para orientarnos en la carretera? ¿para saber la hora? ¿para...? yo qué sé... Ahora se hace de todo con el móvil." Y lo hacíamos. De otra forma pero lo hacíamos.
Ya sé que este discurso sonará a rancio, a analfabeta, a pasada de moda pero es un aparatito (el de los demás y el mío) que me molesta muchas veces (o por exceso o por defecto) y tenía una cuenta pendiente con él.

A su favor, reconozco que con lo "preocupona" que soy, me da tranquilidad que me digan:" He llegado bien" o decirlo yo por si se preocupan por mí, y saber que lo tengo conmigo en el bolso... "por si acaso".
"Por si acaso"... muchas cosas que necesitan urgencia.
Es la mayor utilidad que le veo.

Curiosa relación la mía con el móvil. Pero me consuela pensar que somos algunos así. O ¿no?...

Pompita con mensaje y sonido.
.

11 comentarios:

  1. Pili debe ser como yo: de todos los teléfonos que he tenido, todos han caducado por pasar más de un año sin usarlos (prepago hecho...).

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  2. Sí, es curioso eso que dices. A los de mi edad (45), nos suena aquello de los teléfonos fijos y con ese cable en espiral, así quedabas hasta con la novia. Y luego, no pc, ni móviles ni nada de nada (como mucho y eso, sí, cartitas). Ahora, sin embargo, sales a la calle sin él y parece que estés aislado y todo: eso de la comunicación instantánea y a cualquier hora, que no sea el preámbulo evolutivo de una telepatía a lo bestia, jajajajaja.

    Y de los hijos, puessssss, qué quieres que te diga. Dos, de 15 y 17, face, tuenti, y...una velocidad en los pulgares para escribir con esos tecladitos táctiles de los móviles (que ya son ordenadores en pequeño) impresinante. Es más, se les fastidia/pierden/les birlan el móvil y te lo plantean como una cuestión vital, casi existencial. Para ellos la comunicación instantánea es lo habitual, se han criado así.

    ¿Y qué vendrá luego?, interesante.

    Un beso

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  3. Es un escrito graciosísimo, y se ajusta a la realidad de lo que a mí me pasa. Igual que a tí, se me olvida ponerle el sonido, nunca lo encuentro en mi bolso-baúl, bronca cuando no lo oigo, y también me llaman preguntando desde hace años por una tal Regina... que me tiene..., pero no puedo salir sin él.

    Viento de lebeche

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  4. Framboise, conmigo te puedes consolar agusto, yo aún soy más rancio y analfabeto en ese sentido. Y la verdad es que me da una pereza tremenda hacer el mas mínimo esfuerzo por dejar de serlo. Y por eso muchas veces tengo que pedir sopitas. Por ejemplo, si quiero comprar una entrada para un concierto tengo pedirle a algún familiar o conocido que me lo haga, ya que yo no tengo ni una tarjeta de crédito... Siempre digo que tenía que haber nacido bastantes años atrás, jaja...

    Besos.

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  5. El reloj siempre me ha parecido un parásito del hombre. Ahora se le añade el móvil, ya no podemos vivir desmovilizados ¡qué angustia! Yo admiro a los que se siguen negando a llevarlo, en ellos aún perdura algo del espíritu aventurero que tuvo el hombre, cada vez más encorsetado, más controlado, más angustiado, más ñoño. Dentro de poco seremos sólo una coordenada (si es que no lo somos ya...)

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  6. Creo que es una buena relación de pareja la que tenéis. Lo necesitas pero no quieres depender de el. De vez en cuando te peleas con el y dejas de hablarle para luego reconciliarte. no sabes como antes de conocerlo podías vivir sin el y te gusta llevarlo siempre al lado y controlar donde está pero sin utilizarlo.
    Tienes suerte con tener una relación así con el.
    Un abrazo

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  7. Mariajesús, para el próximo te pongo en contacto con mi hija y en un plisplas te soluciona lo del prepago despilfarrado ;)

    Valaf, :D ¿qué vendrá luego? ... a los niños se lo implantarán nada más nacer (lo que no sé, es si lo cubrirá la Seguridad Social)
    32 mi hija, casi 30 mi hijo... así que no te cuento lo que te queda por disfrutar :D
    Teclados táctiles, pequeños ordenadores... ay! si te contara la de cosas "raras" que hay en mi casa...

    Viento de lebeche... ¿que no lo oyes?... me había dado cuenta :D:D

    Ignacio :D me ganas :D y eso que eres mucho más joven que yo ;) pero será que has conservado el espíritu aventurero del cual habla Diego. Enhorabuena.

    Diego, cierto... cada día buscamos cosas que en principio están pensadas para hacernos la vida más agradable y en realidad nos la complican muchas veces.
    Creo que como siempre, el arte consiste en encontrar el equilibrio. ;)

    Tetealca, lo has bordado :D:D pero... hablaba de mi móvil...:D:D

    Bueno, os dejo. Luego os llamo para concretar a qué hora nos podemos llamar para quedar ¿vale? o me llamaís vosotros y concretamos... etc...etc... :D:D

    Besos a tod@s.

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  8. perfecta apología del móvil, y es cierto alguno, muchos más bien, somos así y es casi vital llevarlo con nosotros, pero a veces nos pasamos un huevo ante tanta dependencia.

    BESICOS.

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  9. ¿apología del móvil?.. en absoluto, ana. Yo lo llevo en el bolso como un apéndice más (no sé... como un sombrero o un paraguas) y no me siento "desnuda" si salgo sin él. Lo disfruto pero no me siento esclava.

    BESICOS

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  10. Bueno..... a mi me pirran los botoncitos y no se ni para qué son. Hago capturas de pantalla cuando se está apagando y tuve que quitar las aplicaciones de redes sociales porque subí sin querer una foto poco adecuada (no pienses mal.... que os veo... jajaja). Luego me enganché a eso de matar cerdos a pollazos y me desenganché poco a poco para que no fuera traumático. Ahora juego a Apalabrados.
    En fin, que me divierto
    Besos

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  11. :D:D:D ¡¡¡qué peligro tienes!!! ¡cuidado, que los móviles los carga el diablo! :D:D
    Besos

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